Capítulo 9 - Saliendo del cascarón

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Anya

La presentación de Patrick como el nuevo jefe estuvo sublime. Mi suegro Bruno hizo un discurso pidiendo el apoyo de los aliados y luego firmaron un tratado de cooperación mutua.

Yo estuve a la altura de las circunstancias disfrutando de la velada con mi mejor sonrisa.

No pude hablar mucho con mi hermano y Ailín, pero lo poco que lo hice con mi cuñada, me dijo que la idea de tenerme como estrella principal de la zona vip es parte de darle una lección a su hermano.

Me contó rápidamente lo que él le hizo y se me arrugó el corazón; así y todo le dije que no soy vengativa, prefiero separar las cosas llevando la fiesta en paz. Lo entendió diciéndome que ya no me insistiría.

******

Han pasado cuatro meses desde la gala donde mi verdugo fue nombrado jefe. Al día siguiente se fue de viaje sin dirigirme la palabra. Por supuesto tampoco lo hice y menos luego de la discusión que tuvimos antes de ir a la fiesta.

Estoy cansada de no hacer nada y vivir encerrada, por lo que le envié un mensaje a Patrick, diciéndole que se acabó estar como prisionera. A los minutos sonó mi teléfono.

📞¡¿Qué puñetas quieres decir con que se acabó el estar como prisionera?! —parece cabreado.

📞¡Lo que has oído! No pienso quedarme ni un minuto más en esta casa sin poder salir. ¡Pienso ir al centro comercial, a pasear o dónde me dé la gana! —no sé de dónde he sacado ese carácter para hablarle.

📞Si sabes lo que te conviene, más te vale que te quedes en casa. ¡No voy a permitir que me desobedezcas! me grita el muy cabrón.

📞Me da igual lo que tú quieras. Hace 4 malditos meses que te has ido, ni siquiera un mensaje te has dignado a enviar y ahora que te digo que saldré de mi prisión cuando quiera, me llamas exigiendo cosas que no te has ganado. Pues no querido, ¡de hoy en adelante haré lo que me venga en gana! —termino chillando rabiosa.

📞No me provoques Anya, que no te conviene. No sabes quién soy, ni de mis alcances —si cree que así me va a amedrentar está muy equivocado.

📞A mí no me amenaces que no te tengo miedo. Se acabó ser la sumisa de turno. Estoy harta de que la gente piense que porque soy tímida y retraída pueden hacer lo que les plazca conmigo.

»¡Soy un ser humano y no un robot que sigue órdenes, ¿entiendes?! —estoy al borde del llanto.

📞Mira chiquilla malcriada, más te vale que te mantengas en tu sitio si no quieres conocerme de verdad. Cuando regrese hablaremos de a dónde tienes permitido ir y a dónde no. ¡¡Hasta entonces no se te ocurra desobedecerme!! —¿Pero, este infeliz qué se ha creído?

📞¡Haré lo que quiera, ¿oíste?! ¡Ya no más Patrick, no más! ¡No permitiré que me trates así, no soy un objeto que compraste, ni tu esclava para obedecerte! ¡¡¡Soy tu esposa, joder!!! —mi respiración está agitada.

📞¡Por esa misma razón debes hacer lo que te digo! No me retes Anya —intenta calmarse bajando la voz, pero la que está furiosa soy yo.

📞¡¡Que te den!! —grito y cuelgo la llamada.

Voy a salir, por supuesto que lo haré. No voy a seguir como una prisionera en mi propia casa, mientras él disfruta de libertad y de quién sabe cuántas cosas más. No señor, se acabó la idiota que siempre agacha la cabeza para no enfadar a nadie.

De hoy en adelante trabajaré para superar mis temores y renacerá una mujer nueva, segura de sí misma, a la que nadie intimide ni quiebre sus convicciones.

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora