Capítulo 36 - Un macabro plan

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Narrador Omnisciente

El cártel del Pacífico es el más grande e importante de México; tiene infiltrados en el bajo mundo de Europa y muchos aliados. Ellos son los encargados de informar de cualquier movimiento relevante de la Sacra a Ramón Trujillo, uno de los narcotraficantes más temidos de Baja California.

Desde hace meses vigila los pasos de Patrick y su clan. Se llevó una grata sorpresa al saber que estaba casado y que su esposa era una mujer extremadamente bella; la quería para él, así como todo lo que le pertenecía al hombre que había destruido a sus amigos y familiares en el pasado.

Mediante una fuente fidedigna supo que Patrick era el hombre que hacía tres años había eliminado casi por completo a los grandes jefes mexicanos. Su osadía casi hace desaparecer a esta organización criminal tan poderosa a nivel mundial; y todo por una mujer que nunca fue suya.

Porque desde su nacimiento, Laura había estado prometida en matrimonio con el que hubiese sido el jefe absoluto de los cárteles de la zona, incluídos algunos de Estados Unidos. Pero el deseo de venganza por la muerte de su amada, hizo que el italiano tomara la justicia por su mano dejando a su paso un reguero de cadáveres y destrucción.

Las represalias no se harían esperar, había pasado mucho tiempo para Ramón y al fin podría desquitarse de ese hombre que había destruido todo lo que le importaba. Sabía que su plan no fallaría, vería al clan Graffagnino destruido y con ellos a la Sacra.

Su arma secreta le estaba sirviendo de mucha ayuda, así como el tener infiltrados dentro de los aliados de la organización italiana. Jamás se verían venir ese golpe, y eso tenía demasiado ansioso a Ramón Trujillo.

—¡Quiero a ese escuincle yaa! —gruñó el mexicano a sus hombres.

—Lo haremos hoy señor. ¿Lo desea muerto, para tráfico de órganos o vendido para prostitución infantil? —decía Felipe, su mano derecha.

—Deberías matarlo cuanto antes, no podemos dejar ningún vestigio del heredero de la Sacra, imagínate que sobrevive y en el futuro busca tomar su trono o venganza contra nosotros por lo que le hicimos. ¿No sería mejor acabarlo de una, amor? —decía la amante de Ramón.

—Tienes razón Carmina, pero primero lo necesito vivo, quiero que el infeliz de su padre sufra viendo cómo despedazamos a su chiquillo antes de matarlo —el mexicano era igual de sádico que Patrick, con la diferencia de que el italiano jamás tocaría a un niño ni a mujeres inocentes.

—Debemos actuar rápido señor, antes de que su hermano se entere de nuestras intenciones y quiera desbaratarnos los planes. Usted sabe que desde que salió del coma está investigando el atentado que sufrió hace dos años; y pronto cerrará el cerco.

»Cuando lo haga..., tomará el control del cártel de Sinaloa, quitándonos el poder que hemos obtenido mientras ocupamos su lugar —dijo preocupado Felipe a su jefe.

—¡¡No me digas cosas que ya sé, Felipe!! —gritó Ramón molesto.

Detestaba que su hermano fuera el verdadero heredero del clan; y por eso lo había traicionado esperando que su vida fuera tomada por sus enemigos, pero fallaron, y ahora con la recuperación de Edgardo las cosas comenzaban a complicarse para él.

—Muy bien, jefe. Interceptaremos la furgoneta al salir del colegio y mataremos a sus ocupantes; sin testigos como siempre, ¿verdad señor? —El tono plano de su mano derecha le gustó.

—Sin testigos, a no ser que sea esa hermosa rubia la que va a buscarlo... En ese caso la quiero con el niño —dijo sonriendo con sorna el narco.

—¡Amor, ¿por qué tienes que traer a la zorra de la mujer del italianucho?! —arguyó Carmina.

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora