Patrick
Llegué a casa desesperado por ver a mi chiquilla, no porque quisiera tomarla sino porque necesitaba sentir su voz, ver su risa y abrazarla para demostrarle la falta que me hace.
Cuando crucé el pasillo que da a nuestras habitaciones se me paralizó el corazón, sus llantos sentidos demostraban un gran dolor y agonía. Desesperado por saber lo que había pasado corrí abriendo la puerta encontrándome con una escena desgarradora.
Estaba en el suelo llorando a moco tendido y balbuceando un sin fin de cosas que no logré entender. Sea como fuere lo que le había pasado, el culpable lo pagaría caro; no estaba dispuesto a permitir que nadie la lastimara de ese modo, mataría a cualquiera que osara dañarla hasta con el pétalo de una rosa.
Camine despacio a su encuentro para poder cogerla en brazos y acunarla para intentar calmar su estado, de repente alza la cabeza y, mirándome con odio grita...
—¡¡¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!!! ¡¡¡Te odio Patrick!!! ¡¡¡Ojalá te pudras en el infierno, maldito!!! —«Pero, ¡¿qué carajos?!», pienso y, antes de poder decirle algo, se desvanece frente a mí.
No entiendo qué está pasando, la cojo en peso depositándola en la cama mientras llamo al médico y a María para saber qué ha pasado en estos tres días.
—Señor, no sé qué pudo suceder. Ella se veía muy feliz en la tarde mientras tocaba el piano, cuando le llevé la correspondencia resplandecía por verlo —dice mi nana sorprendida y angustiada por Anya.
—¿Qué fue lo que le entregaste? —María me mira levantando las cejas y un sudor frío recorre mi espina dorsal augurando nada bueno, porque tiene que ser muy malo para dejarla en este estado.
—Un sobre que tenía su nombre. Lo cogió y me retiré a la cocina, no sé de lo que se trataba —pongo una mano sobre su hombro y asiento para tranquilizarla.
El médico le inyecta un calmante por el estado sollozante en que se encuentra aún dormida. Cuando se retira, escaneo la habitación y encuentro un papel arrugado en el suelo cerca de su ordenador, lo cojo alisandolo y lo vuelvo a enrollar mientras hago un puño con mi mano después de leerlo.
Miro al computador hiperventilando al ver varias fotografías mías con Gianna, clicko en el video y me inundan las náuseas.
Cómo podré explicarle a Anya que aunque soy yo el del portátil está todo sacado de contexto.
Tampoco tengo explicación para la película porno, no recuerdo haberme hecho fotos y mucho menos una filmación ya que en los clubes está prohibido para preservar la identidad de los clientes.
Estoy furioso conmigo mismo por pensar que esa mujer me dejaría tranquilo, que después de decirle que no volvería a estar con ella no intentaría liarme. Ahora veo que se ha empeñado en destruir mi relación y lo está consiguiendo.
Bajo al despacho para hablar con Andrea y solucionar el embrollo que se ha formado de la nada, alejándome de mi piccola.
—¡Joder, Patrick! ¿Cómo pudo pasar esto? Debemos investigar cuándo fueron tomadas las imágenes y quién la ayudó; justo cuando parece que todo se soluciona con tu esposa, algo lo fastidia.
»No creí que Gianna llegara a tanto para lograr que tu matrimonio se rompiera, pero a las pruebas me remito y ha hecho un muy buen trabajo —ni yo sé cómo ha pasado.
—Cuando la tenga en mis manos juro que acabaré con ella. Necesito que averigües si sigue en el mismo turno, no quiero moverme del lado de Anya —quiero romper todo de la ira que siento.
—Tranquilízate que así no ganas nada. Yo me encargo de saber hasta lo que ha comido, ve con tu mujer que te necesita más que nadie —me dice mientras destrozo gran parte de la oficina, estoy tan enfadado que si la tuviera enfrente le pegaría un plomazo.
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Desvelando tus secretos
RomancePatrick Graffagnino es el próximo jefe de la Sacra. Impulsivo, manipulador y arrogante, es lo que lo define. Cree que siempre lleva razón, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que desea. No le importan las consecuencias de sus act...