Desvelando tus secretos

Capítulo 44 - Pacto de sangre

Narrador Omnisciente

Los presentes de la familia Graffagnino - Dmitriev intentaban unir cabos al ver lo mal que se había puesto Valeria. Andrea quería destruir la habitación entera al entender las palabras de odio que ella le había dicho aquella vez en la clínica, ahora sabía que había sido víctima de un plan macabro perpetrado nada más y nada menos que por Laura.

—Creo que no me estoy enterando de algo señor Graffagnino... —habló con una molestia evidente Edgardo.

—¿Tiene una foto de su antigua prometida? —preguntó esperanzado Patrick.

—Sí, nunca pude borrarla porque era el recordatorio de lo embusteras que pueden ser las féminas —cuando el italiano la vio no le quedó ninguna duda del engaño de su ex.

—Ella es Laura... —susurró cerrando los ojos y sacudiendo la cabeza dándose cuenta de los alcances de esa mujer.

—¡Esta es Valeria! —dijo con firmeza Trujillo.

—¡¡Yo soy Valeria, y esa infeliz es mi medio hermana Laura!! —gritó Valeria con el pecho desgarrado por lo que acaba de enterarse.

—Pero, entonces, las fotos y todo lo que me dijeron de ella... —Edgardo no podía creer las artimañas de esa mujer y menos que lo hayan engañado de esa manera.

—Fui yo la que vivió ese calvario, y no por voluntad propia —musitó intentando calmar sus espasmos al hablar—. ¡¡No puedo creer que la muy hija de puta arruinó mi vida compinchada con mi hermana adoptiva para escapar de un matrimonio arreglado!! —chilló con furia Valeria—.

»Creí en sus palabras y amistad de años. Cuando me sacó de ese lugar que solo dañaba mi reputación le estuve eternamente agradecida, porque déjeme decirle que lo único verdadero de lo que le dijeron fue lo de mi virginidad. La que creí mi verdadera hermana me vendió para pagar unas deudas de mi familia..., que ahora sé que era adoptiva y no biológica.

»Ese viejo asqueroso me dijo que: o me dejaba follar, o acabaría en una morgue, porque bastante había pagado por desvirgarme. Cuando regresé a mi casa llorando, destrozada por lo sucedido; mis padres me echaron a la calle como a un perro por promiscua, ya que mi adorada hermana les había lavado el cerebro diciendo que ella había obtenido el dinero de forma decente no como yo.

»No conseguí trabajo, dormí en la calle y tuve que volver al club para no ser violada. El dueño al conocer mi historia se apiadó de mí, me permitió trabajar por un plato de comida y una cama. Fui bailarina y stripper, pero ningún hombre me tocó por dinero, mi jefe me dejó elegir. Serví copas, me desnudé para otros, pero jamás me vendí aunque mi dignidad y reputación ya estuvieran dañadas —acabó ella su relato casi derrumbándose en el suelo.

—Andrea, llévatela, por favor —la voz de Patrick estaba al borde de romperse debido al dolor que sentía por el sufrimiento de su amiga que lloraba sin consuelo.

Él asintió con una gran opresión en el pecho. La alzó en peso con ternura y caminó hasta la recámara sin decir una sola palabra. Solamente la abrazó con fuerza y se tumbó a su lado acariciando su cabello hasta que el sueño la venció.

—¡¿Qué clase de mujer hace algo así con su propia familia?! —decía Trujillo comenzando a unir piezas.

—Una que quiere ser la jefa de la mafia armenia, que sabe que mientras haya descendientes masculinos no podrá subir al trono y que la mejor solución es vivir en las sombras para controlar todo desde fuera eliminando obstáculos y cabos sueltos que puedan desbaratar sus planes macabros —concluyó Anya ante la atenta mirada de todos.

—Hija de puta, la voy a matar Patrick, no solo por lo que te hizo, sino por lo que le hizo a Valeria y quiso hacerle a Piero. ¡Anya, debemos dar con ella cuanto antes! —Ailín estaba que echaba fuego por la boca al enterarse de los alcances de esa mujer a la que un día trató como a una hermana.