Capítulo 14 - Volviendo de la muerte

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Patrick

Estoy a oscuras, no siento ni veo nada. Mi cuerpo inmóvil es todo lo que me acompaña, no quiero seguir así. Son tantos los secretos y el dolor que guardo que ya no puedo con ello. Quiero acabar de una vez, por mi culpa me la arrebataron, ella no merecía ese final sino yo.

El silencio sepulcral me ayuda a dejarme ir, es momento de decir adiós, amar te desgarra el alma cuando esa persona no está y no me arriesgaré a perder otra vez. Ella es la luz que ilumina las tinieblas de mi alma, pero no puedo dejarla entrar.

No puedo exponer mi corazón, se iría a pique si la arrancan de mi lado. Por eso dejaré de luchar, para que conmigo se acabe este infierno y todos puedan vivir en paz logrando la felicidad que yo jamás alcanzaré.

El llanto me moja, no entiendo qué pasa si estoy solo en este infierno. Siento su toque, sus caricias y mi cuerpo quiere que el dolor de no tenerla acabe ya. Me estoy muriendo y sufro por no haberla visto una vez más, por no haber podido escuchar su voz.

Merezco lo que me pasa, pero me voy tranquilo, pude protegerla y ahora volverá junto a su familia para ser feliz, para amar como yo se lo negué. Nunca sabrá que lo que me provoca me desconcierta, que logra que mi corazón bombee de una manera diferente.

Me niego a pensar que es mi otra mitad, porque eso significa que Laura no lo fue. Me niego a reconocer que con Laura jamás sentí la electricidad y ansias que tengo con Anya. Me niego porque sé que si la dejo entrar, su fuego arrasará todo a su paso y me convertirá en nada.

Me volverá esclavo de su amor, seré un mendigo de sus besos y un ente sin voluntad propia. Eso provoca ella en mí, pero no puede ser; es mi debilidad, una que en la guerra que se avecina no necesito tener.

Solo me queda dejarla ir y acabar de una vez con mi existencia, ya no quiero vivir así.

Me dejo embargar por esta oscuridad sintiendo la paz que hace años perdí, voy soltando mis ataduras mientras me envuelvo en la nada.

Por fin descansaré, comienzo a desprenderme de todo cuando una voz lejana me llama y unas caricias queman mi piel.

Agudizo los pocos sentidos que me quedan y la escucho, mi chiquilla me habla en ruso...

"Не смей оставлять меня! Сражайся за свою жизнь, вернись ко мне, позволь мне растопить твое холодное сердце лаской и любовью. Пожалуйста Патрик, послушай меня ... несмотря на все, что ты мне сказал, я не могу забыть твои поцелуи, твою близость, заставляющую меня дрожать, твои прикосновения, которые освещают мою кожу ... даже если ты не веришь в это, я Твой, только твой" (¡No te atrevas a dejarme! Lucha por tu vida, vuelve a mí, déjame derretir con caricias y amor tu frío corazón. Por favor Patrick, escuchame...a pesar de todo lo que me has dicho no puedo olvidar tus besos, tu cercanía haciéndome temblar, tu toque que enciende mi piel...aunque no lo creas soy tuya, solo tuya).

Sus palabras golpean mi corazón, me falta el aire, mi cabeza punza y no sé qué me está pasando.

Me ahogo, quiero gritar pero mi pecho parece que va a explotar, mi cerebro me dice que no me atreva a dejarla, una lucha interna fluye en mi ser hasta que dejo de sentir. No puedo moverme y todo se vuelve blanco, intento luchar pero ya no sé más de mí.

******

Voces susurrando es lo que escucho a mi alrededor, no puedo moverme. Intento abrir los ojos pero no me responden, de repente unas manos acarician mi piel.

El tacto es mojado, deduzco que me están lavando y que no he muerto aunque esté inmóvil.

Unos labios rozan los míos y la escucho..., es mi chiquilla.

—Eres tan bello, lástima que lo bruto no te reste puntos para mí —si pudiera reírme lo haría, pero parezco una momia.

—Bueno esposo, lo siento mucho pero debo lavarte ahí abajo. Que sepas que ya no me asusta tanto verte en cueros. Sé que si me escucharas dirías que soy patética, pero antes de ti nunca había visto un hombre desnudo a no ser nuestros sobrinos.

»Algunos besos me habían dado pero, no pude pasar de primera base y a como van las cosas moriré virgen. Bueno, por lo menos tendré el recuerdo de haber tocado a un hombre, ya que cuando te despiertes no querrás ni mirarme a la cara.

»Es una pena que no logre provocar nada en ti ni desnuda, pero así es la vida y no siempre se gana. Ahora con tu permiso te lavaré la cosita esa..., que de cosita no tiene nada... No soy experta, pero no me parece normal. ¿Sabes una cosa?...

»En estos momentos es cuando me golpeo por ser tan tímida y no haber disfrutado con muchos hombres, así podría comparar y no ser tan mojigata —escucharla provoca un cúmulo de emociones. Felicidad porque nadie la haya tocado, risa por sus ocurrencias, rabia porque crea que no me provoca nada y celos porque desee haber estado con otros.

De pronto sus manos me sacan de mis pensamientos haciendo que mi cuerpo comience a calentarse y esto no es bueno, nada bueno. Como siga bajando su extremidad por ahí no podré aguantarme, ¿cómo puede estarme pasando esto?

Intento moverme, gritarle que no me toque, pero es inútil; mi cuerpo no responde, está catatónico.

Comienza un vaivén con sus dedos que es tortuoso, intento concentrarme para que no despierte, pero ella no está ayudando. Mientras con una mano enjabona, con la otra levanta y mueve mi polla, estoy al borde de un colapso. Si no morí por los disparos, moriré por las garras de esta mujer.

Suelta y comienza a enjuagar mis testículos haciendo que una corriente eléctrica atraviese todo mi ser. En estos momentos deseo enterrarme en ella sin medir las consecuencias.

Cuando por fin creo que ha acabado mi tortura, comienza a retraer mi prepucio envolviendo con sus dedos la punta y presionando el glande; baja firmemente la piel hacia atrás con la otra mano. Sube su extremidad volviendo todo a su lugar, repite la acción pasando una esponja húmeda y caliente.

No puedo controlarme, mi miembro responde autómata sin permiso, empalmándose a tope cuando Anya comienza a secar mi falo presionando, subiendo y bajando la mano, y acabando con un masaje en los testículos para secarlos.

—¡Madre del amor hermoso! —la escucho gritar— ¡Joder, esto no es un paquetito como el de los trillizos!, ¡ni siquiera es un paquete normal!, ¡esto es..., es..., un paquete XL! ¡Jesucristo bendito, ¿y ahora qué hago?!

»Hijo, no es por nada, pero tu aparato es gigante, aunque no tengo con quién comparar, lo que cargas es obsceno, definitivamente no es normal. Gracias a Dios que no te atraigo porque con eso me partes al medio seguro —tengo ganas de reír a carcajadas, nunca en mi vida hubiera imaginado que la chiquilla sería tan divertida. No solo levanta mi ego sino que me hace desearla cada vez más.

Golpean a la puerta.

—Pase —dice Anya.

—Señora, Andrea quiere hablar con usted, la espera en el despacho. Cuando acaben podréis pasar a la mesa —¿qué carajos tiene que hablar con ella mi hombre?

—Vale María, recojo esto y voy —no me gusta que salga corriendo cuando él la llama y a mí me haga esperar por horas.

Me quedo dormido y cuando despierto no sé el tiempo que ha pasado, pero lo bueno es que ya muevo las extremidades y abro los ojos.

La luz me molesta y los cierro, deberé acostumbrarme poco a poco, mi cerebro comienza a tomar control de mi cuerpo dando pequeñas órdenes que este cumple sin rechistar. Miro hacia los lados y veo que no estoy en mi habitación sino en la de la chiquilla.

Escucho ruidos provenientes del baño, enfoco mi vista y un quejido sale de mis labios, mis pupilas se dilatan mientras mi miembro me regala una tremenda erección igual o peor que la de hace rato. La veo correr hacia mí y no puedo callar...

"Sicuramente vuoi uccidermi ragazza" (Definitivamente quieres matarme chiquilla) —mira su cuerpo desnudo y se ruboriza.


Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora