Anya
Me encontraba desgarrada, con las emociones a flor de piel y sufriendo por lo que hice. Conociendo a Patrick no me iba a perdonar jamás, pensar en eso me derrumbaba, no podía dormir ni comer, había perdido la voluntad de todo. Por mis celos y desconfianza había lastimado al ser que más amaba.
—No puedes seguir así cariño —me dijo Gian acariciando mi espalda mientras me abraza y besa mi frente tiernamente.
—¿Y qué quieres que haga? He metido la pata hasta el fondo. Soy una estúpida y mi hermano tiene razón —me encuentro a la deriva.
—Habla con él, aclara todo, pídele perdón de rodillas si es necesario; pero no te quedes aquí sin hacer nada, porque lo que todos piensan ahora es que dejaste a tu marido y vives con tu amante. No sé cómo aún no me han matado —tiene razón, con lo posesivo que es, me extraña.
—Intentaré hablar con él y hacerlo entrar en razón. Aunque soy la culpable de todo —digo resignada.
—Si te ama, te escuchará y aunque le cueste aceptarte de nuevo, con el tiempo lo hará. Así que vete con tu marido y soluciona el follón que montaste —me dice y eso me levanta un poco el ánimo.
Cuando llego a la casa todos me saludan serios pero no dicen nada. Tal vez me encuentro paranoica, por eso pienso que todos lo saben y han visto el video. Me voy a volver loca si sigo dándole vueltas a la cabeza.
Subí a ducharme y cambiarme de ropa, necesito pensar en cómo me enfrentaré a mi tormento. Luego de una hora estoy lista y salgo a su encuentro, aunque me odie o insulte me mantendré tranquila. Ahora sí merezco su rabia, ira, rechazo y humillaciones. Golpeo la puerta del despacho...
«Pase», dice y noto su voz débil.
—Hola Patrick —no puedo hablar.
—¿A qué has venido?, ¿ya te cansaste de él? —me habla con rencor.
—Necesitamos hablar y aclarar las cosas —digo agachando la cabeza, estoy tan avergonzada.
—Ahora te interesa hablar y aclarar todo, pero cuando te lo rogué hace cinco días me echaste a cachetada limpia de tu habitación —sus palabras duras hacen que mis ojos se cristalicen.
—Lo siento, no quería lastimarte, estaba cegada por los celos, la ira y el despecho —soy totalmente sincera.
—Pero lo hiciste y ahora no hay vuelta atrás —dice estoico.
—Seguimos casados y a no ser que quieras asesinarme, así seguiremos hasta la muerte. Dentro de la alianza sé que debo darte hijos... —me corta.
—Yo ya tengo un hijo —hace una pausa sabiendo que me desgarra con sus palabras—, jamás tendría uno con una mujer que no vale nada, ni se quiere a ella misma. Que se denigra sabiendo que está casada y se va a revolcar con el primer idiota que se le cruza enfrente.
»No Anya, nuestro matrimonio acabó en el momento que dejaste entrar la polla de otro en tu interior. En el momento que para ti fue más importante pagarme con la misma moneda que darme el beneficio de la duda —mi corazón sangra y sé que no me perdonará ni me dejará explicar.
—¡¿Tanto te ha dolido que otro me desvirgara?! —suelto sin más porque no soporto que me mire así y aunque tiene razón no quiero derrumbarme frente a él.
Golpea la mesa asustandome de tal manera que doy un brinco.
—¿Crees que eso me importa? ¡Claro que me duele, pero no porque fueras virgen, sino porque lo hiciste en venganza, para joderme! —tiene razón.
—Por favor perdóname, estaba furiosa. Luego de las fotos y el vídeo que me envió Gianna quedé rota; cuando bajé para que habláramos te escuché al teléfono diciéndole cariño y te quiero a quién sabe quién y enloquecí.
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Desvelando tus secretos
RomancePatrick Graffagnino es el próximo jefe de la Sacra. Impulsivo, manipulador y arrogante, es lo que lo define. Cree que siempre lleva razón, es capaz de hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que desea. No le importan las consecuencias de sus act...