Capítulo 45 - Al borde de la locura

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Narrador Omnisciente

Cuando les comunicaron a las chicas que viajarían en cinco semanas a Las Vegas y que ellas se encargarían de sacarle la información de dónde se alojaba Laura a los mafiosos reunidos, se emocionaron a más no poder.

Enseguida comenzaron a planificar la estrategia que utilizarían. Anya buscó el lugar exacto en donde sería la reunión y reservó un privado para sus chicos. Luego comenzó a ensayar el repertorio de canciones que utilizaría esa noche.

Valeria vio un anuncio en donde buscaban bailarinas exclusivas que fueran versátiles en distintas disciplinas y se encargó de enseñar a sus amigas las técnicas más complicadas de pole dance.

Ailín hizo las coreografías de belly dance dejando los ejercicios difíciles para ella misma; porque aunque todas tenían facilidad para la danza siendo muy elásticas, en cinco semanas no podrían aprender lo que ella llevaba haciendo toda una vida.

Por su parte, Caeli no se decidía en el puesto que quería estar, era buena en las dos técnicas y como niña pequeña pataleaba porque deseaba participar en los dos bailes.

Ailín le explicó que prepararían un espectáculo alucinante en donde las cinco serían el centro de atención. También le dijo que cada una tendría un lugar estratégico tras bambalinas para alcanzar a su objetivo si la cosa se complicaba.

Sam lo tenía fácil porque su amiga le había dado clases particulares de belly dance para acabar con su depresión cuando salió del coma años atrás. Aunque después de ver su don oculto hicieron unos arreglos de última hora para que todo fuera más espectacular.

Mientras los hombres organizaban su negocio, hablaban con sus aliados en Estados Unidos y ultimaban detalles de a dónde llevarían a la mujerzuela de Laura cuando dieran con su paradero; sus mujeres entrenaban y ensayaban sin descanso escondidas de la vista de ellos.

Sabían que como sospecharan de lo que harían, no se lo permitirían. Porque sus esposos, ingenuamente pensaban que servirían copas para esos mafiosos, no que serían su espectáculo personal.

Faltando una semana para el viaje, la familia viajó a Rusia para dejar al cuidado de sus abuelos al pequeño Piero. Besnik había partido a Las Vegas para tener todo organizado cuando los demás llegaran.

Edgardo estaba en México porque su mujer se había puesto de parto y no quería perderse el nacimiento de su primogénito. Estaba feliz y quedó a disposición de sus nuevos socios por si necesitaban resguardarse en su casa luego del revuelo que armarían en Estados Unidos.

El día había llegado, estaban en Las Vegas. Las chicas habían ido al club porque aunque enviaron un vídeo con sus habilidades, los dueños del establecimiento querían verlas actuar en vivo.

Decir que quedaron embobados era poco, les indicaron donde eran los camerinos que habían sido dispuestos exclusivamente para ellas, y que las esperaban a las doce de la noche para que se alistasen con tranquilidad.

Salieron del local con una gran sonrisa surcando sus labios, todo estaba saliendo a pedir de boca y no permitirían que nada se interpusiera en su camino. Lograrían sonsacar a esos hombres sí o sí.

******

—Andrea, te veo taciturno desde hace días —comentó Patrick al hombre sentado en el sofá de la zona VIP del club.

—Valeria, hermano. Me dijo que no me acercara a ella y que lo que había pasado cuando volvió del hospital hace unas semanas no significaba nada. Le hablo y me ignora, no me da chance a nada, estoy desesperado, ya no sé qué hacer —dijo amargado bebiendo de su copa.

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora