Capítulo 28 - Quemándonos juntos

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Patrick

Acabo de salir furioso de la habitación de Anya, ya le he dicho que hoy tiene prohibido salir de ella. Desde que la he traído a la casa me he comportado distante. No puedo estar muy cerca porque flaqueo, pierdo la fuerza de voluntad y el saber que no ha sido de nadie hacen que la rabia y el enfado que sentía, poco a poco se disipen.

Igualmente no puedo demostrar debilidad, ella es muy inteligente y se aprovecharía para doblegarme a su antojo.

Es por eso que me mantengo estoico e imperturbable.

Necesito que entienda que lo que hizo está mal, el dolor tan profundo que me ocasionó casi me llevan a tomar decisiones precipitadas. No pensé en mi familia, ni en Piero; él debe ser lo más importante en estos momentos. Casi le arruino la vida por actuar impulsivamente y cegado por la traición.

Anya debe grabarse en la mente que en nuestro mundo no hay espacio para las dudas, la desconfianza y mucho menos la falta de comunicación. Eso te puede llevar directo a las manos de tus enemigos. Debe aprender a no juzgar, a tener mente fría y a calcular los pros y contras de todo, con rapidez.

Por eso llevo varias semanas haciendo reuniones y fiestas con socios en casa. Contratamos los servicios de algunas chicas del club y otras son amigas o amantes de mis colegas.

No es que me guste estar en medio de las orgías y mucho menos mirar, pero debo llevarla al límite para saber si podremos estar juntos y confiar el uno en el otro con los ojos cerrados.

Aunque os parezca mentira no he follado con ninguna, no le voy a faltar; solo permito que se sienten en mi falda, acariciando mi cara y pelo. Ellas lo tienen claro, saben que si pasan ese límite les puede salir caro; lo único que me interesa es ver la reacción de mi piccola cuando las vea.

Hace unos días encontró a dos intentando seducirme, aunque hervía de rabia supo comportarse, no armó berrinche y se fue tranquilita a la habitación pidiendo disculpas. Me enferma que siga sin querer contarme la verdad y es por eso que exploté hace un rato dejándola en evidencia.

Camino discutiendo conmigo mismo moviendo la cabeza hasta llegar a mi alcoba.

Me ducho y me visto elegante para atender a mis invitados; festejamos el acuerdo que hicimos con los albanos, ellos me ayudarán con nuestros territorios en Estados Unidos mientras me encargo del cartel mexicano que quiere enfrentarse a mi.

Todo está yendo a pedir de boca, estoy hablando de los pormenores con Besnik, el jefe de la mafia albanesa. Hemos entablado una buena amistad desde que compartimos negocios.

De pronto siento un murmullo y cuando levanto la vista no doy crédito. Mi mujer llamando la atención y haciendo babear a todos.

Anya está despampanante, eso no lo puedo negar; intenta jugar llevándome al límite. La chiquilla no sabe dónde se ha metido y lo peor es que tengo que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para no dispararle a cada uno de los que se la quieren follar.

Me levanto con urgencia y voy a su encuentro.

Luego de marcar territorio la llevo hacia el sofá y se la presento a Besnik. La saluda y se retira al ver mi enfado por cómo está vestida; ha deducido que quiero un poco de intimidad.

La follaría delante de todos para que no se les olvide que es mía y deben respetarla como a toda esposa de la mafia; obviamente no lo haré porque no deseo que nadie vea su cuerpo desnudo ni escuche sus gemidos.

Casi muero al posar mi mano bajo su vestido y ver que no lleva ropa interior. Está probando mi autocontrol y resistencia; he de decir que en estos momentos está por romperse. Aunque yo también sé jugar, y veremos quién aguanta más en esta guerra. Todo quedó en nada y se fue a la mierda junto con mi cordura cuando me dijo...

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora