Capítulo 30 - Despertando a la bestia

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Patrick

—¡Quiero ver a mami! —dice comenzando a llorar, y yo solo puedo pensar: «Dios, ¿qué hago?».

—Mami está durmiendo porque anoche no lo pudo hacer y está muy cansada. Cuando despierte irá en tu busca, lo prometo —me mira serio e incrédulo.

—¿No me estás mintiendo? —Su mirada inquisitiva me recuerda a mí.

—Sabes que papá no te miente, mami está en la cama, puedes quedarte tranquilo de que hoy podrás abrazarla —le digo, me mira serio, asiente y sigue derecho a su recámara.

Lo dejo con la niñera que contraté para él y voy a trabajar un rato. Al acabar salgo y me siento en el sofá del salón, cierro los ojos recordando la maravillosa noche que he pasado y sonrío pensando en que aunque sea solo una vez, hoy debo volver a tenerla.

Andrea se acerca y comienza a hablarme; de pronto Valeria me abraza por detrás y me besa en la comisura del labio. Tengo que hablar con ella y acabar con esta tontería, no voy a permitir que nada empañe mi matrimonio.

Mi amigo me mira molesto mientras termina de contarme que ya tenemos todo lo robado por el Dragón guardado en las bodegas. No entiendo el porqué no aclara las cosas con Valeria, pero estoy harto de estar en el medio.

Levanto la vista y veo a mi mujer llegar como una tromba hablando cariñosamente con Andrea, besándolo en la mejilla tiernamente y entrelazando los dedos de su mano con los de él. Valeria se tensa y aprieta mis hombros, yo estoy rojo de la ira; me contengo para no pegarle un balazo a mi hermano.

Replico y mi mujer me deja anonadado. Se ha puesto como una fiera que defiende su territorio. A pesar de mi molestia y la manera altanera con la que me habla, me pone a mil; cuando me aprieta el paquete diciendo que es de ella, casi gimo y le digo que sí.

Tengo que contenerme, porque el verla hacerle una llave a Valeria y amenazarla..., despierta a mi amigo que ruega por su atención. Definitivamente es mi alma gemela y la oscuridad que destila me encanta.

Quiero cogerla en peso y atarla a la cama, castigarla por tocar a Andrea, enseñarle que soy su dueño y que como ella me reclama como suyo yo la reclamo como mía. Me enerva verla cerca de otro y que le dedique atención; esta mujer me ha hecho perder la cordura.

Sigo con pensamientos negativos para calmar mi gran erección, pero viendo como Anya se lleva a Valeria entre quejas y lloriqueos me excita demasiado haciendo imposible la tarea de calmarme.

Necesito acomodarme el pantalón con urgencia ya que está dejando al descubierto ante los empleados que cotillean lo que esa mujer me hace cuando está cerca. Siempre ha tenido ese don, pero desde que ha sido mía es como si mi polla no pudiese estar dormida.

Esto no puede ser porque con tan solo pensarla, bump..., lista la tienda de campaña..., creo que estoy enfermo. Hablaré con Nikolay para saber si esto que me pasa es normal o es porque estoy demasiado dañado y obsesionado con su hermana.

—Has creado un monstruo; creo que es más celosa y posesiva que tú, matará a cualquiera que se te acerque demasiado. Hubo un momento en que me acojoné y casi muero cuando te dijo que si querías repetir lo de anoche te quedaras quietecito y calladito...

»Lo lamento por ti amigo, pero te tiene cogido por las bolas —dice Andrea riéndose a carcajadas.

—Y que lo digas, jamás imaginé que mi piccola podría ser así de agresiva. Aunque con lo del vídeo dejó bien claro lo vengativa y malévola que puede llegar a ser —mi amigo lo está gozando, cada vez ríe más.

—Creo que la bestia dormía y solo necesitó que la poseyeran para despertar, ahora no habrá quien la pare y más conociendo sus genes —río y me persigno porque es cierto.

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora