Capítulo 21 - Venganza

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Anya

Casi no he pegado ojo, estoy a la espera de que el embustero de mi marido salga a encontrarse con su amante. Prefiero cogerlo con las manos en la masa a esperar oír sus mentiras y justificaciones.

Le envié un mensaje a Gian para que me acompañe, no sé si podré enfrentar lo que se viene sola. Verlo con otra creo que es más de lo que puedo soportar.

De pronto mi teléfono suena, cojo mi ordenador y salgo de la casa.

—¿Estás segura de lo que piensas hacer?, ¿no será que escuchaste mal? —dice Gian cuando entro al coche.

—Estoy segura, no oí mal, tiene otra y tú me ayudarás a desenmascararlo y a vengarme —digo muy segura.

—¿Y cómo piensas vengarte? —levanta una ceja.

—Pagándole con la misma moneda —mueve la cabeza negando.

—No me parece Anya, además, ¿quién será el candidato? —sonrío mordaz moviendo mis ojos.

—Tú, eres la mejor baza para que le duela su orgullo de hombre —abre la boca sin emitir palabra.

—Nos vas a meter en tremendo follón, necesitaremos más seguridad y deberemos hablar con Ailín —muerdo mi mejilla interna.

—Ella no puede enterarse de esto, solo me vengaré de su hermano, en definitiva era lo que ella quería hacer. Pero, en nuestros problemas no debe interferir y no le voy a dar la oportunidad de persuadirlo ni hacerlo conmigo —Gian mueve la cabeza negando.

—Te ayudaré, aunque no estoy de acuerdo; luego veremos cómo lo solucionamos si se nos va de las manos —sonrío aplaudiendo como niña pequeña y seguimos la dirección que nos muestra el gps de donde se encuentra mi marido.

Al llegar aparcamos y bajamos para acercarnos a la casa, nos escondemos tras unos arbustos colindantes con la propiedad.

Llevamos media hora esperando acuclillados cuando lo vemos salir hablando por teléfono. Mi corazón se acelera al máximo, no puedo evitar amarlo, pero todo se derrumbó dentro de mí cuando un niño de unos 5 años salió corriendo.

—¡Papi, papi, papi! No te vayas, por favor —dijo el pequeño.

—Cariño, te prometo que pronto estaremos juntos, pero papi ahora tiene que solucionar unos problemas —le responde agachándose y acariciando su carita.

—¿Con mami? —lo mira expectante.

—Sí, con ella. Pero no te preocupes por eso, ¿vale? —el niño mueve la cabeza asintiendo.

—Quiero que vivamos los tres juntos, arregla todo rápido papi —mi corazón sangra, esto es peor de lo que me imaginaba.

—Te lo prometo, pronto estaremos todos viviendo juntos. Ahora sé un buen niño y entra a la casa —le dice mientras lo besa con ternura.

—¡Patrick! —chilla una mujer bellísima saliendo con prisas de la casa— Te dejaste los documentos cielo —dice cariñosamente y se me revuelve todo, «ella debe ser la madre de su hijo», pienso con pesar.

—Perdona Valeria, tengo la cabeza en otro lado —contesta él mirándola a los ojos, mientras Andrea está impasible detrás de ellos.

—Cielo, lo más importante está solucionado. Debes ir paso a paso, ya hemos pasado por mucho y salido adelante, solo ten paciencia —le dice ella besando sus labios suavemente antes de retirarse a la casa con su hijo.

Caigo al suelo conteniendo mis sollozos mientras Gian me abraza con fuerzas. Ya no puedo más, se me desgarra el alma, el dolor es tan intenso que pienso que no lo soportaré.

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora