Capítulo 35 - Un lamentable accidente

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Narrador Omnisciente

Al llegar a Rusia, Patrick decidió llevar a su hijo directamente a la mansión familiar. No quería que su niño viera el sufrimiento de su madre, tíos y abuelos.

Piero estaba demasiado emocionado por poder jugar con sus primos como para percatarse de lo que pasaba a su alrededor, y sus padres aprovecharon esa oportunidad para dejarlo al cuidado de Malena, Lucía y Carolina.

Sabían que con ellas estaría bien protegido porque no eran unas niñeras normales, sino el escuadrón «Fénix» de su hermana. Ella las había entrenado y sabía que nadie que preciara su vida intentaría enfrentarlas.

Cuando llegaron al hospital se dirigieron directamente a una sala de espera privada que Nikolay había reservado para su familia. Allí se encontraban todos los integrantes de la familia Dmitriev.

Al ver a su madre, hermana y cuñada; Anya salió corriendo a su encuentro llorando y abrazándolas. Se había mantenido fuerte para no preocupar a su hijo, pero ahora necesitaba los apapachos y apoyo emocional de su madre, hermana y cuñada.

—¿Cómo se encuentra ella? —preguntó un compungido Patrick al ver el sufrimiento de su piccola.

—El médico aún no ha salido a darnos el último informe luego de firmar la autorización para la intervención quirúrgica —contestó Nikolay preocupado y furioso por el accidente tan extraño de su hermana.

Habían pasado dos horas desde que estaban allí y nada de que saliera el doctor para notificarles del estado de Petra. De un momento a otro, la puerta de entrada a la sala se abrió dejando pasar a un hombre serio con un porte impenetrable.

Su rostro no denotaba la alegría de meses atrás, y sus ojos azules llenos de vida, ahora parecían perdidos; estaban vacíos y recubiertos por una capa de hielo. Era como si la persona dulce y cariñosa hubiera muerto para ser suplantada por otra fría y calculadora.

—Emiliano, ¡qué sorpresa encontrarte aquí! —dijo Patrick extrañado de ver al italiano en Rusia.

—Tenía una reunión de negocios con el señor Dmitriev, pero se canceló de súbito y al preguntar el por qué me dijeron lo sucedido y quise venir a presentar mis respetos y apoyo —sus palabras secas sin una pizca de emoción extrañaron a los dos hombres.

Emiliano era conocido por su carácter afable y cariñoso. Este hombre que tenían frente a ellos era todo menos eso.

—Muchas gracias señor Lombardo. Sé que es un hombre ocupado y significa mucho para mí este gesto de su parte. Quiero que sepa que puede quedarse tranquilo, aprobaré su proyecto de colaboración con mi empresa.

»Creo que fusionar las dos constructoras trabajando juntas aquí en Rusia será beneficioso para ambos. También le quería proponer que revisara un proyecto de una mega construcción hotelera en Estados Unidos junto con unos clubes privados —le comunicó Nikolay.

—No he venido a verlo por negocios al hospital, sino a darle mis condolencias, presentarle mis respetos y decirle que si necesita cualquier cosa estoy a sus órdenes —espetó serio el magnate.

—Lo sé, lo he investigado; sé que es un buen hombre, legal y un tiburón para los negocios. Además es un gran arquitecto, el mejor que hay en estos momentos y como constructor sé que unirme a usted es lo más acertado —Nikolay sabía que juntos llegarían lejos.

—Bien, pero, espero no se tome a mal mis palabras... Hay algo que no hemos hablado. Las transacciones que hagamos tienen que estar por fuera de su oficio, no quiero nada en contra de la ley.

»Nuestra unión estará limpia en todo sentido, no se utilizará para lavar dinero de la mafia rusa —Emiliano sabía que su atrevimiento podría costarle caro, pero luego de lo de Gianna pocas cosas le importaban.

Desvelando tus secretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora