Capítulo 14: Cruzando líneas.

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Josephine

Estuve a punto de reírme en grande cuando escuché a hablar al profesor Perbentong en clase sobre la cafeína excitante. 

Enserio que quise echarme toda la bronca de cuajarme de la risa como diría mi abuela Gretchen, pero, no lo hice. 

La explicación de esa clase consistió en cuestionarnos que provoca el delicioso café en nuestro organismo. No tenía ni idea de por qué hablábamos de eso en Anatomía II, pero, lo hicimos. 

La cuestión es que una taza de café; inclusive la más simple de todas, permanece en nuestro cerebro 30 minutos, sin embargo, abarca un viaje de estimulación del jodido sistema nervioso por más de ocho horas.

A lo que quiero llegar con esto es que siempre obtengo dosis de café, aunque, estas últimas tres semanas no lo he hecho, y tenerlo en mi sistema hoy, se siente como recargar baterías. Por lo que, mi cerebro activado de energía me hace pensar una y otra, y otra vez en lo que no quiero: El beso.

Ese gran beso que obtuve con Theo Floyd, y del que me arrepiento, pero, no por las razones equivocadas, sino porque no quería saber lo que podría sentir, y ¡vaya mierda que si sentí!, sentí de todo.

Pero, a mi novio falso no parece afectarlo eso, y no sé si quiero llorar debido a que él no está haciendo preguntas. Sin embargo, me obligo a despejar todo eso porque mi mente me devuelve una respuesta a todas mis malditas interrogantes, la cual es: "Theo Floyd, el hombre unicornio".

Me basta eso, sí. Bien, tal vez no, pero, sí... ¡Dioses, como sea!

Enfocándome en el presente.

Theo ha mejorado mi tarde. 

Enserio, creí que tendría que llegar a mi horrible hogar lleno de inestabilidad para colorear las estúpidas plantillas, pero, él apareció; invitándome a este buen viaje a Nueva Jersey, creí que me negaría la oportunidad de hacer lo que hice en el túnel, pero, no fue así, y lo único que pude pensar luego de disfrutar aquello es que quería abrazarlo, así que, cuando abarcamos la tienda misteriosa a la que él me llevo, cumplí con lo que quería porque le abrace, fue corto, fue muy breve, aunque quisiera quedarme como una lapa pegada a su cuerpo, sin embargo, fue suficiente para mí o eso quiero creer.

Ahora, solo puedo pasar por los pasillos y mirar el resto de los CDs y los vinilos. Es un gran lugar. 

Alzo mi mirada para ubicar a Theo; unos minutos antes se encontraba hablando con el chico del mostrador, ahora, puedo visualizarlo eligiendo casetes en la otra esquina. No me tardo, en caminar hacia allá.

—¿Tienes casetes de Sum 41? —pregunto, a su lado. 

El jugador de hockey da un brinco antes de encontrarme en sus ojos.

—Me has espantado, dulzura. Debes tener cuidado con eso de aparecer sorpresivamente. —pronuncia, y sin pensarlo, tira de mi mano para ubicarme delante y enseñarme lo que estaba mirando.

Casetes de Smash Mouth.

—No sé porque se me viene a la mente Sherk. —bromeo, y él suelta una risita baja que me deja temblando las piernas.

—Dulzura, tú realmente eres sorprendente con cada cosa que sale de tu bonita boca. —menciona y por alguna extraña razón esa frase que incluye "bonita" no me ha hecho saltar, sino que me ha encantado de escuchar. 

Quizás, porque proviene de Theo.

—Vale, pero, has escuchado o no de Sum 41. —inquiero, mirando sus manos. 

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora