Capítulo 50: Sin límites.

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Theodore

Su boca está sobre la mía mientras mis dedos se presionan contra su cadera y la cabeza me está dando vueltas con tanta intensidad que siento mis pulmones vaciarse y llenarse de prisa provocándome un golpe sensorial que me deja en espasmos. 

Como puedo, me levanto de allí con los muslos de dulzura rodeando mis caderas.

¡Por todo lo sagrado! ¡Me muero por arrancarle ese vestido!

Mis pies se enredan un poco en el camino ocasionando que me ría junto a ella en lo que nos trasladó a la habitación continúa. La recuesto sobre la cama con cuidado; sus ojos oscuros brillan por la luz de la luna, ya que, no he encendido las luces por el momento, así que, enseguida me apresuro hacia el interruptor trayendo la luz a esta habitación. 

Las manos de Josephine se ubican en el filo de mi camiseta y la despliega hacia arriba quitándola por completo; sus dedos curiosos recorren la piel de mi torso, y busca mi cadera dónde llevo mi tatuaje tonto de apuesta pérdida que parece encantarle cada vez que lo ve. Ahora ya no lo considero tan inútil porque ella se levanta de la cama y se coloca de cuclillas hacia mí, y su boca se pega a mi piel en el tatuaje haciendo que cierre mis ojos con fuerzas mientras que una de sus manos se desplaza hacia mi entrepierna por encima de los vaqueros haciendo que jadee.

Josephine se suelta de mis caderas cuando empujo mi pelvis hacia ella, y ya la extraño tanto que quiero volver a enrollar sus piernas en mí para que no me deje. 

Observo como sus hombros suben y bajan por su respiración entrecortada en lo que mis manos la toman de su cintura y la inclino sobre la cama en todo su esplendor; mis manos van a sus tacones, y aunque se ve bonita en estos, los veto fuera de nuestra noche porque la prisa por desnudarla es mucha.

La desvisto lentamente tomándome el tiempo de escuchar sus jadeos; desplazo la tela de ese vestido matador hasta sus pies, y luego llevo mi mano de vuelta a su anatomía, tocando con ligereza sus curvas; sus piernas patean la prenda fuera de mi vista y sí mi mente ya estaba de viaje, en este momento, nos vamos a la luna porque ella es todo encaje negro y lacitos; mi polla ya está saludando. 

Me tomo el tiempo de deshacerme de su sujetador sin ser capaz de aguantar la respiración y enterrarme ahí para besarla, luego, arranco las bragas con mis dientes.

Me levanto para quitarme los vaqueros enseguida. Josephine se inclina hacia adelante para sentarse sobre sus piernas y la manera en la que me observa me tiene vibrando de la emoción; al igual que su boca mordiendo su labio inferior. 

Estoy empalmado; una tienda de campaña se ha formado en mi bóxer. 

—¿Vas a dejarme tomar el control? —me pregunta mientras parpadea. —Recuerda lo mucho que nos divertimos cuando eso pasa. —añade.

Trago saliva con fuerza. Me rindo ante ella, siempre estaré de rodillas para mi dulzura porque me desarma por completo de todas las maneras posibles.

—Sabes que sí. —contesto, enseguida. 

—Bien, trae una silla del comedor. —me pide en un susurro. 

Ella se levanta de la cama luciendo su desnudez con orgullo, y me quedo mirándola por varios segundos antes de aclararme la mente, e ir a conseguir esa bendita silla.

No tardó mucho en traerla y cuando ingreso a la habitación; Josephine me espera sentada en la cama con las piernas cruzadas.

—Colócala frente a la cama y siéntate en ella, Theo. —ordena con esa voz ronca por la excitación que me hace suspirar con deseo. Sigo sus órdenes, y la veo levantarse de allí para caminar hasta mí y contonear sus caderas. 

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora