Capítulo 30: Explosión II.

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Theodore

Me quedo mirando a la nada porque mi mente está en blanco; y no parece procesar nada. Quizás, el único pensamiento que tengo deambulando son tres palabras.

Un eclipse solar.

Me siento así desde que Josephine lanzo esas palabras; quizás, no soy suficiente para ella, probablemente esperaba más de mí, o qué sé yo.

Lo único que mantengo en claro es que la luna se ha colado en el camino de mi sol y ha oscurecido todo.

Las palabras de Conrad resuenan en mi mente, y aunque no quise creerlo en aquel instante, ahora parece que siempre fue real, que este momento llegaría y no quería admitirlo. No quería corroborar que Josephine Wilson fuera quién rompiera mi corazón cuando yo solo intentaba reparar el suyo.

Supongo que es cierto eso sobre sentir algo cuando está mal.

Como eso que sienten los animales ante un peligro, ese instinto, ese simple nanosegundo en el que las cosas parecen detenerse y entonces lo entiendes, y lo sabes; estás consciente de que una gran catástrofe va a ocurrir.

Y simplemente pasa.

Simplemente pasó; un segundo estaba con mi ánimo hasta los cielos ideando cosas para hacer juntos y un segundo después, ella me había dejado.

Josephine había roto con lo nuestro frente a su casa dentro de mi Jeep, devolviéndome las cosas que en un principio le di.

Mi gorro de lana entre sus dedos y mi anillo eran algo claro entre mi mirada. Por supuesto que sí, con solo saber que estaban allí siendo devueltos mi mundo estaba cayéndose a pedazos.

Sus ojos oscuros fulminantes en cada palabra que soltó aún parecen una pesadilla que me atormenta porque sigo en el mismo lugar que me dejo hace media hora; con mis casetes regados en el tablero, con el gorro de lana sobre la palma de mis manos y el anillo burlándose de mí.

Parpadeo más de la cuenta intentando que mi cuerpo reaccione, y solo cuando lo consigo, doy marcha con el Jeep lejos de su calle conduciendo a mi casa.

Me tardó en llegar, alrededor de veinte minutos, y cuando lo hago, apago el motor del auto y me quedo allí sentado procesando todas las cosas y encontrando una razón válida para que ella haya hecho lo que hizo, pero, no la hay, ni siquiera pudo darme una.

¿Acaso me mintió? ¿Acaso siempre planeo esto?

Mi corazón parece estar entumecido en un dolor que llega y no termina; mi respiración es un desastre y el enojo se apodera de mí. Mis manos se presionan contra el volante y suelto un grito que termina por romperme las entrañas cuando mis ojos sienten las lágrimas queriendo caer.

—Después de todo no fui tu Rhys Baker. —susurro con una risa agria que se queda allí porque mi garganta empuja un sollozo ineludible. —Después de todo no fui yo quien rompió tu corazón como sabría que esperabas que fuera. —añado.

Cierro mis ojos y recuesto mi cabeza contra el cabecero mientras intento calmarme, entonces, recuerdo los casetes regados en el tablero y elijo uno, cualquiera que me quite este malestar y los pensamientos sobre ella porque por una vez desde que la conozco, no quiero tenerla en mi mente.

El casete se reproduce y solo puedo creer que estoy pagando un karma que no es mío porque la melodía de Blind de Lifehouse resuena en lo alto.

La estúpida canción habla de un amor intenso, uno dónde ella no daba todo por él, y dónde él era ciego de la verdad, de que al parecer no era amado como pensaba, de que, por más que intentó, todo fracasó, y que dentro de él habita un dolor profundo y que dicho amor no podría ser enterrado, aún si lo intentará porque es demasiado fuerte para dejarlo ir, y a pesar del sufrimiento se sigue aferrando a algo que esta vacío. La melodía está llena de recuerdos y lamentos sobre dejar ir a alguien porque ya no hay nada que decir porque ambos sabían que todo acabaría tarde o temprano, y uno de los dos debe tomar la decisión de alejarse para siempre, y aunque ella fue quién termino todo, seré yo quien la olvide y no se acerque nunca más.

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora