Capítulo 15: Estilo Swindle & Hombres G.

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Theodore

Los eventos astronómicos se relacionan con la física, por lo que, mi profesor de Ondas y Óptica menciono que la lluvia de estrellas de las cuadrántidas, debido a que, producen meteoros muy brillantes son capaces de establecerse por el cielo nocturno en segundos y años, así mismo, tiende a coincidir su pico con una Luna creciente iluminada. 

La razón por la que recuerdo esto es porque la noche está llegando a su fin; mi tiempo con Josephine se ha agotado y estoy estacionando frente a su casa. Entonces, reparo en que sus besos son como esa lluvia de estrellas; es un intenso subidón de azúcar. El pecho se me escapa junto a la respiración. Mi cuerpo siente espasmos de magnetismo. 

Es una cosa encantadora que me hace suspirar por más.

La dulce rubia me da una mirada llena de luminiscencia; se inclina sobre mi cuerpo, y sostengo su rostro; mis labios presionan los suyos encontrándose con su boca suave, deliciosa y tenaz, que reclama cada exhalación de mis pulmones. 

Me aparto un segundo, mientras sonrío y dejo un beso en su sien.

—Dijiste que tenías un montón de cosas por colorear. —pronuncio, y relamo mis labios porque de pronto, se siente seca la superficie inferior de mi boca. 

Sus mejillas sonrojadas son algo bonito de ver.

—Sí. ¿Vas a ayudarme con eso? —pregunta, sonriendo.

Contesto afirmativamente, y allí cerca de las diez en punto de la noche, con la luz encendida del Jeep; los lápices de colores de Josephine regados sobre el tablero del auto, coloreamos los dibujos de sus libros de anatomía que tiene que entregar como tarea; puedo darme cuenta lo perfeccionista que logra ser, frunce mucho su ceño mientras se concentra en algo, y por lo general, empuja los mechones de su cabello detrás de su oreja para que le permitan visualizar lo que está haciendo, de mejor manera.

¡Mi dios, ella es tan bonita!

Ha sido una noche increíble.

🏒🩺

Suelto un taco mientras giro el volante de la pulidora de hielo; el sonido de aire junto al motor hace demasiado ruido. 

Lanzo una mirada de enfado hacia Phineas quién me observa desde el banquillo. 

Cody resopla al menos tres veces antes de asentar su trasero en una esquina del hielo y tirar de su cabello. 

Esto no es lo que planeaba cuando me levanté esta mañana, y no sé si agradecer al entrenador Simmons Derry por hacer que Phineas cumpliera con este castigo, a pesar de, no pertenecer al equipo o simplemente ignorar que existe en estos cuarenta y cinco minutos que han corrido desde que estamos en el hielo. 

Phineas no pudo ni sostenerse en la pista, ya que, tan pronto, puso sus pies aquí se resbalo cuatro veces, y en la quinta casi se disloca el brazo. Está claro que no tiene buen equilibrio.

Escucho resonar los zapatos deportivos del entrenador cerca de mi lugar, fuera de la pista.

—¡Hudson! ¿Acaso te mandé a sentar? ¡Ponte los patines y haz tu trabajo! —grita Derry con sus manos a cada lado de su cadera.

—No puedo, entrenador. Ya lo intenté y me caí de culo muchas veces. —se excusa mi amigo.

—¿Ah, sí? Pues, entonces, mueve tu culo vago y problemático hasta los vestidores y limpia las protecciones del equipo. ¡Los quiero relucientes! —ordena, el entrenador.

Cody y yo sonreímos mientras nos miramos.

Justicia divina, sí, señor.

—Pero... —intenta decir, Phi.

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora