Capítulo 46: Grito en el vacío.

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Theodore

Escuchó los gritos del entrenador desde la esquina del hielo; está agitando las manos, pero, Bart solo ríe y asiente ante lo que le dice. Finalmente es Sídney quién le da una pulla y Bart se disculpa con el entrenador Derry. 

Me siento algo intranquilo, y no conozco la razón de eso; debería estar disfrutando del hielo en lo que me queda de la semana porque se acercan los exámenes y adiós a los entrenamientos hasta que aquello termine.

Columbia siempre se ha caracterizado por darle espacio a los estudiantes para estudiar y aprobar exámenes, así que, en la semana de evaluaciones no hay distracciones, y con eso me refiero a partidos, entrenamientos, fiestas, y tareas. Los directivos creen que así no nos sofocamos y hacemos bien nuestro trabajo como alumnado.

El entrenador hace sonar su silbato, entonces, todos los jugadores en la pista nos movemos hacia la salida en nuestros patines; apenas ingreso al vestuario voy a por una ducha porque necesito refrescar mi cuerpo. 

Tengo los músculos tensos y la cabeza me da algo de vueltas.

—Cap, ¿es cierto que ahora tienes un gato? —me pregunta Bart desde su taquilla, dónde, se está quitando las protecciones. 

—Es verdad, Ada ha regado que ahora tienes una mascota que le has regalado a Wilson y que mantienes en casa. —habla Jonas mientras se coloca su camiseta.

—Son unos entrometidos de primera. —menciono. —Pero, sí. Tengo una gatita junto a mi novia. —añado.

Los jugadores de hockey lanzan gritos de emoción y comienzan a bromear sobre tener que comprar una correa para sacar a la gatita a orinar y defecar, lo que me hace darles pullas a algunos mientras me cambio. 

Cody me acompaña a la salida cuando termino de vestirme; nos despedimos de los demás y juntos nos dirigimos a la facultad de jurisprudencia. 

Me recuerdo que haremos esto por Phineas Hudson, que es nuestro mejor amigo en la vida y que debemos apoyarlo, pero, apenas doy un pie allí me quiero ir a mi casa. No quiero hacerle quedar mal ni nada, sin embargo, me da nervios.

Phineas parece leerme la mente porque enseguida aparece ante nosotros y nos arrastra hacia su salón de clases lleno de personas que discuten acaloradamente. 

—No les hagan caso a esos tontos, les encanta encender mecha antes del juicio. —nos menciona. —Pero ¿cómo me veo?, a qué estoy como Harvey. 

—¿A qué pareces proxeneta con ese traje? —pregunta Cody y me echo a reír. 

Phineas lanza un bufido, y le da una peineta. 

—Estás bien, hombre. —le digo a mi amigo. Phineas no está muy convencido de eso.

—¿Te gusta la corbata?, la pase eligiendo por horas. —menciona Phi hacia Cody.

—Amigo, no sé cómo diablos te vistes, pero, te diré algo. Número uno. La corbata está horrible, el verde no es tu color, y número dos. No puedes mezclar un traje color gris con verde, eso desentona. —anuncia Cody.

—Ya. Había olvidado que eras un listillo en la moda neoyorquina, jodido pijo. —le dice Phi a Cody entre risas. 

Coleman ríe también, y le hace una peineta mientras busca dónde sentarse.

—Bien, alumnos. Bienvenidos a Derecho Civil III. Tomen su lugar. —anuncia la voz de un hombre algo mayor, que por la mirada que pone parece un dictador.

Todos los estudiantes lucen desesperados por no fallar; los observo moverse con prisa por el lugar, Phineas tira de mi brazo y me lleva con él hacia la mesa del acusado. 

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora