«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©

Capítulo 40: Compras divertidas.

Theodore

Necesito un respiro porque aún no me creo nada de lo que ocurrió anoche.

¡Raziel si me estás viendo justo ahora dame un respiro!

Mi cuerpo tiembla cuando en mi mente aparece el recuerdo de Josephine de rodillas frente a mí. 

Sin duda, no me lo esperaba, pero, escuchar su petición acariciando mis oídos y verla efectuarlo me dejo sin aliento en mis pulmones.

Mis ojos se abren por la luz del sol entrando hacia la habitación; suelto un suspiro perezoso y estiro mi mano para acurrucarme contra el cuerpo de Josephine, pero, mi mano tocando un espacio vacío en la cama hace que me siente sobre esta con prisas. 

Recuerdo que nos acostamos a dormir juntos, de hecho, mis brazos la envolvían por completo mientras su rostro estaba recostado sobre mi torso, pero, no la encuentro a mi lado lo que me hace enloquecer por unos segundos.

Mi corazón salta con preocupación hasta que su carcajada suave hipnotizante me hace encontrarla de pie cerca del escritorio, así que, realizo un barrido por su cuerpo, teniendo una vista muy agradable de sus piernas desnudas hasta que la camiseta que usa cubre sus muslos y entonces, trago saliva con fuerza y reparo en sus ojos oscuros y esa boca apetecible de color rojo por todos los besos y mordiscos de anoche. 

Su cuerpo está cubierto por una de mis casetas; precisamente la de Screams from the attic, y en sus manos está Topanga lamiendo su rostro; mis pulmones se abren y se cierran mientras una sonrisa comienza a formarse en mi boca. 

Luce bonita con un aire de tranquilidad recorriendola de arriba a abajo.

Salgo de la cama saltando en un pie y recojo mi bóxer colocándomelo con rapidez para luego iniciar un camino hacia ella; cuándo estoy a un centímetro de su presencia, soy testigo de sus ojos brillando para mí. Sin pensarlo mucho dejo un beso suave sobre su cuello haciendo que ella suelte un jadeo que acalla con sus labios al presionarlos en una fina línea y se sostiene de la piel de mi torso resbalando sus manos en el proceso, pero, buscando más allá finalmente, y aferrándose con suficiencia a mis antebrazos para no caer por el asalto que le he provocado. 

—Deberías dejar a Topanga aquí. —murmuro contra sus labios.

—Por qué dejaría a Topanga, sí la estaba pasando muy bien con ella. —contesta con esa dulce voz que me hace cerrar los ojos para notarla con mayor detalle. 

—Porque puedes pasarla mejor conmigo. —intento, dejando mis manos en sus brazos desnudos por la camiseta y pasando la yema de mis dedos por está sacando suspiros tortuosos de parte de mi novia. 

La observo relamerse sus labios y luego, concentra su mirada en mí antes de hablar.

—Podrías convencerme porque enserio me encuentro muy cómoda aquí con Topanga. —ríe ella sin evitar mis caricias, pero, al final, deja su mano cálida sobre mi hombro desnudo antes de girarse y darme una vista amplia de su trasero en popa con esas bragas.

Observo como deja a Topanga de regreso a su lugar antes de desplazarse unos centímetros lejos de mí; sus mejillas están rosas y su cabello rubio parece un desastre, aunque ha intentado peinarlo. 

Vamos, Theo, céntrate en algo más que su cuerpo curvilíneo, deja de ser un pervertido.

—Puedo ser muy persuasivo si me lo propongo, dulzura. —menciono. 

¡Rayos, no me culpen mi novia me pone mucho! 

Mis pasos la acorralan junto a mi brazo izquierdo que envuelve su cintura; Josephine me da una mirada larga antes de sonreírme.