Capítulo 27: Perfect Harmony.

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Theodore

La teoría de la relatividad especial indica que la luz viaja sobre el espacio vacío a 300 mil kilómetros por segundo, de esta manera, nada es capaz de igualar aquella velocidad, mucho menos de superarla. Por tanto, el espacio y tiempo no pueden ser absolutos, así mismo, es relativa al ser observable. 

Pero, que pasa si te dijera que la mayoría de las cosas las creo irreales porque mis pensamientos pueden recorrer más que eso, además, mi corazón que late por una dulce rubia, si ambos se suman llegaríamos a completar los mismos kilómetros. 

Debo apretar mis dientes con fuerza mientras me deslizo fuera de su habitación; mi cuerpo arde como una bengala a punto de ser explotada. Me coloco la camiseta con rapidez mientras respiro contra mi voluntad lo más que puedo tratando de aliviar mi calentura. 

Es difícil besarla y no querer tocarla, es complicada quedarme allí sin querer desvestirla, y no solo porque dimos un gran paso en nuestra relación, porque tengo ojos en mi rostro y he visto a Josephine desde un primer momento, sé cuan bonita es junto a su cuerpo perfecto, aunque relativamente no exista uno, para mí el de ella lo es. Así que, sí, quiero volver a tenerla como hace unas noches atrás. La impaciencia podría cobrarme factura, pero, la evito porque hay una cosa más fuerte que el deseo y es el amor que siento por ella. 

Quiero creer que su tristeza reflejada al verla después de mi entrenamiento era algo que no estaba allí, pero, sé que probablemente estaba pasándola mal, y lo mejor que hice contra todo pronóstico fue irla a buscar porque enserio odio que ella forme una mueca que no sea una sonrisa, y que sus ojos oscuros no proyecten felicidad. 

Agito mi cabeza mientras bajo las escaleras; el rostro de Maya Healy aparece frente a mí junto a una sonrisa agradecida; va colgada del brazo de Ross Hamilton quién me da un apretón de manos sin ningún toque de rivalidad, lo cual no esperaba, sin embargo, me alegra que sea sí. 

La mejor amiga de mi novia me comenta que tienen otra sorpresa planeada, pero, no me dice que es, así que, lo dejo estar para dirigirme hacia mi grupo, dónde, Phineas ya está bailando junto a mi hermana, y Cody los observa fijamente; me dejo caer a su lado.

—Dame una razón para no empujarte a la pista. —murmuro, descansando mi brazo sobre el sofá. 

—Es la misma razón por la cual no te preguntaré que paso allá arriba, Theo. —asegura, divertido.

—¡Theo! —escucho decir a Ally Odee, quién lleva un vaso en su mano. —Jonas y los demás están a punto de hacer un desastre. Intente detener a Jonas, pero, sabes que es igual de terco como Bart. Esos dos juntos son problemas seguros. Tienes que ayudarme. —me cuenta, preocupada. Sus ojos angustiosos me hacen retirarme junto a Cody con prisas hacia dónde ella indica, mientras nos sigue. 

La mano de Deadshot se encuentra sobre la camiseta de Skipper, y suelto un bufido que llama la atención de todos los presentes en escena. 

—Será mejor que sueltes a Bart, amigo. —hablo, acercándome. —No es momento de golpes, recordemos por quién estamos aquí, hoy. —añado, dejando mi mano sobre la del jugador de fútbol americano.

—Será mejor que tú me quites las manos porque si no te romperé la cara igual que la de este idiota. —amenaza dándome una mirada enfadada. 

—Es el cumpleaños de mi novia, Walters. Relájate de una vez. —farfullo y tiro de Bart hacia Jonas quien logra alcanzarlo y darme una mirada que sabe que indica que los quiero a todos al otro lado de la zona lejos de los del americano. 

—¿Deadshot? ¿Floyd? ¿Qué ocurre? —pregunta, Ross Hamilton. Observo como se asoma a un lado de nosotros. 

—Ocurre que los imbéciles de tu equipo creen que esto es una maldita jungla. —expone Sídney, a quién no había visualizado. 

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora