Capítulo 34: ¿Dónde quedó nuestro amor?

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Theodore

Pensamientos intrusivos.

Son aquellos que llegan demasiado rápido, sin control alguno que ni siquiera somos conscientes de cuándo se desarrollan, pero, pueden ser dañinos para nosotros por su automaticidad.

Tengo de esos, un montón porque estoy constantemente pensando en cosas desde lo más mínimo a lo complejo, sin embargo, justo ahora me he quedado con la mente en blanco, tanto que, creo que podría estar sufriendo algún aneurisma, luego, de la reivindicación de pensamientos, pero, ni eso logra darse.

Mis ojos se agrandan tanto que me producen un dolor de cabeza.

Me aparto enseguida de Heather cuándo soy consciente de lo que ha hecho; lo cual no tarda más que dos segundos.

Sostengo mis manos sobre mis sienes mientras niego repetidas veces y un resoplido se escapa de mi garganta.

Una avalancha de culpa me llena la anatomía, tanto que, cuándo visualizo sus ojos, cómo la sonrisa que ella coloca y ladea su cabeza; solo quiero largarme de allí pronto.

—¿Qué sucede, Theo? —me pregunta.

Intenta colocar su mano sobre mi hombro, y antes de que pueda tocarme, la aparto dando un paso hacia atrás.

¡Por todos los santos! ¿Qué le ocurre?

¡Benditas calabazas!

—Tienes novio. ¡Por Raziel, Heather! ¡Tienes...! —ella me corta con un resoplido.

—Pues lo hemos dejado. —pronuncia. —Antes no saltabas así. —ríe y lo único que puedo es seguir negando con la cabeza.

—No vuelvas a hacer eso. —farfullo, y el enojo me recorre las venas con rapidez. —No quiero nada de enredos y... —me quedo callado.

Sus ojos pestañean sin entender nada. No tengo tiempo para decirle nada, solo quiero irme de aquí, así que, con eso la dejo allí de pie, y me retiro hacia los vestidores.

Las palabras morían por escapar de mi boca.

"Aún amo a Josephine", "No puedo hacerlo eso a dulzura", "Dulzura, dulzura, dulzura".

—¿Theo? ¿Estás bien? —escucho que preguntan a mi lado.

Levanto la cabeza y me encuentro a Cody con la mirada llena de preocupación.

—Estaré bien. —comento, y dejo caer mi espalda contra el metal de los casilleros del vestidor.

Suelto un suspiro que termina llenando mis pulmones y esta sensación extraña y pulsante de querer ir por Josephine y decirle lo que acaba de pasar comienza a desarrollarse.

—No luces nada bien. —habla con la voz baja, y procede a sentarse a mi lado. —¿Qué ha pasado? No eres de los que suelen callar mucho cuándo algo le molesta. —argumenta.

De mi boca se escapa una media sonrisa.

—Heather me acaba de besar. —murmuro. Inclusive mis pulmones se presionan entre sí, ocasionando que sea difícil de respirar. —Me beso como qué puso su boca y...

—¡Joder! —suelta una risa y mi mirada se clava en su rostro sonriente, entonces, se aclara la garganta y procede a cerrar su boca cuándo se da cuenta de mi expresión. —Vale, lo entendí. Pero, antes te gustaba que eso pasará, ni siquiera sé si alguna vez llegaron a más, pero, ella era algo platónico y estable para ti, ¿no?

Me quedo en silencio procesando sus palabras.

Heather siempre me buscaba, inclusive cuándo eso no incluía enrollarnos sino simplemente conversar. Por un tiempo, quizás, desee que pasara algo más, pero, eso se quedó allí, como un gusto porque sin dudarlo sé que ella no hace que mi mundo explote cuándo me besa.

«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora