Theodore
Una vez, leí un blog en Internet que hablaba sobre diversos estudios científicos.
En uno de ellos, aseguraban que tenemos 60.000 pensamientos al día; algunos resultan negativos, otros repetitivos y en mi opinión los que más odio son los que se remontan al pasado: Esos me atormentan algunas veces.
Puedo estar en el hielo, y aparecen de repente como si quisieran hacerme daño, es entonces, cuando me nublo, y mi torrente sanguíneo comienza a calentarse en carretera a mis venas, y el enojo se construye.
Mis pasos se vuelven firmes sobre la pista; mis oídos pitan intermitentes, y por un segundo no sé si eso es malo o bueno.
Creo que por eso empecé a jugar al hockey en primer lugar, por qué mi furia se expedía en este lugar con el aroma a granizo picando mi nariz, aún lo sigue haciendo, se drena, pero, parece nunca terminar.
El entrenador Simmons Derry farfulla desde la banca hacia mis compañeros.
Patino de regreso con una mirada rendida.
—¿Recuerdan contra quienes jugamos este viernes? —pregunta Derry soltando un resoplido.
—Harvard. —mascullo.
—Sí, y se puede saber por qué demonios están haciendo mierda en la pista. —inquiere dándonos una mirada dura.
—La vez pasada les ganamos. —decide comentar con fanfarronería, Sídney Doyle; nuestro centro.
—Entonces, traigan de regreso a Frenatelli si quieren ganar de nuevo, por qué sin él no podrán hacerlo porque Dryvitin no puede interrumpir ningún tiro. —escupe el entrenador, sin gracia, haciendo que nos quedemos en silencio.
Frenatelli era nuestro guardameta; se graduó el año pasado, luego, de ganar la Frozen Four, y fue reclutado por Tampa Bay.
Ahora es un jugador de ligas profesionales.
—Y de una vez, traigan a Rodden, Allen, Green, y los demás. —vuelve a hablar.
Todos nos repartimos una mirada cautelosa.
—No sean cabezas huecas. Tienen el maldito potencial y no lo dan. Esto no se trata de: "Les ganamos la vez anterior". Teníamos jugadores que ya no están, y algunos de ustedes apenas eran unos bebés con patines, así que, es hora de que ustedes se pongan los patines de niños grandes y dejarse de jugarretas o perderán. —agrega.
Observamos a nuestro entrenador marcharse sin nosotros; eso es un lenguaje claro en el hielo de "castigo", y para mi mala suerte me toca ser quién lo imponga por ser el capitán, así que, desfilamos para hacer pases de muerte; es decir, deslizarnos sobre el hielo hasta que nuestras pantorrillas sangren, y hacernos moretones en las costillas por la fuerza de los bloqueos.
🏒🩺
¿Cuándo descubrí que quería estudiar física?
Posiblemente cuando papá y yo pasábamos horas en el estudio de él, calculando formulas raras como diría Ada y mi madre.
Me divertía haciendo aquello porque frente a papá, no era un "niño raro" como solían llamarme en la escuela; a la edad de diez años, los niños suelen ser crueles, y no es para nada divertido que seas más listo que ellos.
Tuve que rechazar asistir a clases avanzadas y seguir el recorrido normal de educación porque no quería ser como los cerebritos de las pelis.
No quería ser el "bicho raro".
Avergonzarme de lo que podía hacer con mi mente era horrible, pero, si quería sobrevivir, tenía que hacerlo, así que, moldee a Theodore Floyd, el chico de la chaqueta dorada con ojos soñadores en el hockey, no obstante, sí que disfruto estar en el hielo, pero, también está el hecho de que tuve que ser el casanova que se esperaba y eso no me gustaba ni un poco.
ESTÁS LEYENDO
«Todo lo que quiero» (GC #2)✔©
RomanceUna ruptura nunca es fácil. Y sobre todo sí solo fue un "Casi algo". Josephine ha tenido un crush con Dann McDuggents desde que puso un pie en el afamado campus de Columbia. Dann es un auténtico playboy rompe corazones de primera. Una noche Josephin...