Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun

09

— Bien —había caído en cuenta que, lo que acababa de decir era totalmente empalagoso.—, será mejor comprarte algo de ropa ¿qué tal si salimos hoy? a fin al cabo hoy es viernes.

— Si, pero... Hyung no tengo ropa para salir —habló mientras se bajaba un poco más la camiseta así escondiendo su ropa interior.

— Debe haber algo más en mi armario que puedas usar solo para salir, después de eso tendrás tu ropa más luego, corre apresúrate.

El omega asintió más que gustoso, trató de plantar una sonrisa para el alfa pero solo le salió una mueca tratando de ignorar el dolor de su parte baja, que aun siendo no muy notoria, había una pizca de dolor en ella.

— Pero con cuidado, no te preocupes tenemos toda la tarde.

Sunghoon le sonrió.

Vio como el omega desaparecía escaleras arriba, pero no pudo evitar observar su "ropa interior".

«Pero miren que morboso tenemos aquí.»

— «Pero miren que perro pulgoso tenemos aquí.»

«Ja, ja que chistoso. Dime algo»

— «Habla rápido no tengo tiempo.»

«Que le comprarás al ome...»

— «A Sunoo.»

«Que le comprarás a Sunoo.»

— «Ropa.»

«¿Solo eso?, recuerda que pronto vendrá su celo, puedo olerlo.»

— «No te preocupes le compraré los supresores y nosotros nos mantendremos alejados hasta que este pase.»

«Uy así que chiste»

— «Realmente no se me había ocurrido, pero por el momento necesito que Sunoo entre en confianza conmigo para que me pueda contar lo que le sucedió, eso no puede ser un "golpe" un simple "accidente".»

— Estoy listo Hyung.

Vaya había pasado demasiado tiempo hablando con animales innecesarios.

Giró para poder ver al omega, verlo vestido así con su ropa.

— Te ves bien.

— No me mienta Hyung, sé que me veo mal.

— No estoy mintiendo Sunnie, además solo es hasta que te compres la ropa adecuada.

— Está bien...

— Bueno vámonos, tenemos mucho que comprar.

Sunghoon trató de animar, pero su voz salió algo rasposa y apagada, típico de él. A lo que Sunoo rió, pues la mueca que había hecho después fue aún más gracioso, pudo sonreír con más naturaleza.

Cuando Sunghoon se encontraba en camino hacia el centro comercial, a Sunoo le invadieron los recuerdos de hace días atrás, aun recordaba con claridad como su padre había acariciado su pierna sin ningún permiso, y ahí cayó en cuenta que ese era una de las señales más notorias. Su omega volvió a agachar las orejas en acto de tristeza, los dos estaban sumamente dolidos.

— ¿Te encuentras bien?

Él no pudo escucharlo pues estaba sumergido en esos pésimos pensamientos y no se había dado cuenta que el alfa le hablaba. En cambio, Sunghoon sintió esa aura de temor y desesperación desde que Sunoo entró al carro, estuvo aguantando las ganas de preguntárselo ya que podía estar charlando con su animal interior pero la preocupación lo carcomía.

— ¿Pequeño estás bien?

Habló un poco fuerte, a lo que Sunoo se asombró y dirigió la mirada al alfa, de manera rápida bajó la cara al darse cuenta que las lágrimas rodaban por sus mejillas llevando una de sus manos para verificar si era verdad. Tanto daño le hacía al pensar solo en su desgracia hasta al punto de hacerlo llorar inconscientemente.

Estaba apenado no quería hablar ni mucho menos volver a dirigir la vista al alfa, con las mangas del buso de color negro que era de Sunghoon se limpió las gotas saladas, pero al momento que el mismo rozó con su nariz el olor a menta lo tranquilizó.

— Huele a Sunghoon hyung —se le escapó inconscientemente, pero sin arrepentimientos.

En cambio, Sunghoon que había parado la marcha del carro cuando el semáforo cayó en luz roja y había estado observando al omega todo lo que había hecho y dicho. Se sonrojó por aquella frase. Y había quedado totalmente embobado con el omega, que ignoró la luz de color verde que marcaba el semáforo, el pito de los carros atrás suyo molestos por no seguir el camino lo atrajo a la realidad, y lo más rápido y nervioso volvió a poner en marcha en vehículo.

— Tu corazón late muy rápido ¿Estás enfermo?

Lo ignoró.

Él no hacía caso a su corazón, solo a sus instintos. En cambio, el otro solo tenía que poner una curita en el trizado corazón para que esté como nuevo.