Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun

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El grito del joven alfa desesperado resonó en la cabeza del omega, que veía ya nublado por las lágrimas, pero el agarre solo se reforzó haciéndolo retorcerse más.

—A-Alfa... a-ayúdame. —suplicó.

—¡Le pedimos que suelte al omega, no contradiga a la ley! —informó el policía a cargo de la operación.

—¡Suéltalo! —Sunghoon se acercaba corriendo, sin hacer caso a lo que los oficiales decían.— ¡No le hagas más daño! ¡es tu hijo! —gritó temiendo.

—¡Él dejó de ser mi hijo el mismo día que tu madre marcó a mi esposa! ¡mi esposa una perra como Sunoo!

Sunoo pareció ver los ojos acuosos del alfa al confesar eso.

Hyemin una omega trabajadora y cariñosa con su familia, gerente, madre y una de las amigas de la madre de Sunghoon en el Instituto, quién según el padre de Sunoo la cautivó por su dinero y le robó el corazón de la única mujer que amaba.

—¡Mi madre no tuvo nada que ver! —gritó Sunghoon también sorprendido por lo dicho.— ¡Suéltalo!

—¡Yo mismo me encargué de matar a tu madre! ¡yo mismo la maté! —Confesó ya harto— ¡una alfa que no merece vivir por robarme al amor de mi vida! ¡y ahora tú me quieres robar lo único que me recuerda y me hace daño!

Un disparó resonó en el lugar, el agarre del cuello se aflojó y el omega trató de recuperar el aire aferrándose a la varilla del pasamanos, vio a Suran en la parte de arriba sosteniendo el arma. El peso de un cuerpo caer al piso hizo regresar su vista. Sunghoon se arrodillaba sosteniendo su hombro que empañada de sangre en su camiseta.

—¡Alfa!

Trató de correr, el agarre en su cabello lo regresó haciéndolo golpear en la varilla y la arma ser recargada de nuevo lo asustó.

—¡Tú no te irás! —gritó.— ¡Tú te quedas conmigo!

—Suéltalo maldito infeliz.

Sunghoon se paraba, mientras veía como Suran lo apuntaba de nuevo, resonó un par de disparos más obligándole a cerrar los ojos, cuerpos cayendo.

Un oficial herido y tendido en el piso, Suran ya no se encontraba allí de pie, solo siendo arrestada de nuevo y sangre manchando su ropa. Sunghoon aprovechó ese disparo para acercarse más al alfa y darle pelea.

—¡Suéltalo! ¡Desgraciado!

—¡Si no lo tengo yo, no lo tiene nadie!

El padre de Sunoo propinó un par de golpes dejando al alfa al piso, la policía volvió a apuntar y a acercarse.

—¡Aléjense! —gritó tomando el cuello de Sunoo y empujándolo más fuera del filo de la reja dejando su cuerpo al aire de esa altura.— ¡Les digo que se alejen!

El disparo en la pierna del alfa viejo manchó su pantalón y la acera, los policías se acercaban.

—¡Sunoo!

El cuerpo del omega se venció y terminó por caer de aquel alto lugar, las lágrimas de sus ojos fueron elevadas por el aire, como el alfa se afirmaba a la varilla queriendo saltar en busca de él.

—¡¡Sunoo!! ¡¡Omega!!

En cámara lenta, la última sonrisa, la última vez que vería a su alfa, la última vez que sentiría a su cachorro, el omega se posicionó tratando de cubrir con su cuerpo la panza que debía crecer y tener el tamaño del noveno mes, pero a su parecer parecía tener solo de siete meses.

Su espalda cubriría el impacto, el daría su vida por su cachorro.

Cuando su espalda chocó con el frío y duro pavimento, este rebotó haciendo que sus ojos se abrieran por última vez y que de su boca saliera sangre misma que mancharía su rostro al quedar allí tendido en medio de la calle, inconsciente tratando de sostener su vida y aferrarse a lo que ama.

—¡Llamen a una ambulancia! ¡Rápido que esperan!

La ambulancia no tardó en venir, la policía se llevó al par que sin duda se pudrirán en la cárcel, los paramédicos tuvieron que anestesiar al alfa para sacarle la bala incrustada en su hombro y llevar el cuerpo delicado del omega que al parecer se aferraba aun a la vida.

—¡Necesitamos realizar una cesaría de inmediato! ¡perderá al bebé!

—¡Su ritmo cardíaco disminuye!

—¡Presión baja!

—¡Desfribilador 1...2...3!

—Necesitamos que el quirófano este desocupado, emergencia.

—¡Solicitamos un médico en la sala de partos!

—¡Bisturí! ¡Debemos salvar al bebé!

—Lo siento mucho...