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—Ddeonu... —canturreó el alfa mientras le abrazaba por la cintura al omega, que preparaba algún aperitivo antes de la cena.— Cariño...

—Hoonie ¿me pasas el maní? —Preguntó ignorando al alfa que rogaba por su atención.

El alfa le entregó el maní y el utensilio para recoger esta.

—Será la última sesión, la Doctora lo dijo.

—Lo sé Hoonie, pero quiero que sea después de la celebración de tu cumpleaños alfa.

Sabía Sunoo sobre esa fecha y ya habían organizado con todos sobre esa sorpresa, lo que no contó es que ese día Sunghoon había reservado su última cita con la Doctora sin comentarle nada y eso le había enojado.

La última sesión de su pasado.

—Está bien... —suspiró Sunghoon, rendido ante el puchero de su omega, con sus mejillas rellenitas por el mordisco del emparedado y un poco de maní en la esquina de su labio, el cual Sunghoon limpió descaradamente con su lengua haciendo sonrojar hasta más no poder al omega.— Cancelaré la sesión y la dejaremos para inicios del próximo mes ¿está bien? —Sunoo asintió contento.

—Te amo Sunghoon.

—Yo más mi omega.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

—Todo salió a la perfección, Sunghoon cambió mi cita para el siguiente mes así que podemos estar tranquilos con toda esta sorpresa. —habló el omega emocionado mientras tomaba un sorbo de su malteada de chocolate en el centro comercial.— ¿La torta estará bien si es de chocolate? —preguntó.

—Yo digo que está bien. —habló Jungwon que comía su tercer macarrón.— Sunghoon tiene un olor parecido.

—¿No crees que Hoonie se empalague con chocolate? —pensó— Él huele a chocolate y a mí me gusta.

—Sunoo... ¿Sunghoon también sabe a chocolate? —Preguntó descaradamente.

—¡Jungwon Hyung! —gritó sonrojado hasta las orejas— A-un no lo... pruebo. —susurró sorprendiéndose por sus pensamientos impuros. ¿Como rayos llegaron allí?

Jungwon terminó riendo.— Creo que tu celo está cerca y tu lobo está mecanizando cosas.

—Mi lobo es un cochino. —susurró.

Sunoo no pudo con la vergüenza por lo cual se bebió toda su malteada como si tomara soju, hasta que recibió una llamada entrante de Ni-ki, quien había viajado hasta su pueblo para aclarar todo con sus padres.

—¿Aló? ¿Kinnie?

—Sun... estoy libre ahora.

Esto solo hizo sonreír y emocionar al omega— Entonces te espero en la estación del metro cuando llegues... —regresó su vista hacia su Hyung quién había desaparecido de su asiento y ahora se encontraba peleando con una señora por los macarrones recién salidos del horno.

—Regreso mañana en la tarde. —su voz salía apagada.— Sunoo...

—¿Qué pasa Ni-ki? ¿me estás asustando?

—No es nada... solo ¿dónde está Jake? —Ya no era Jakey y eso entristeció al omega.

—Se fue de viaje, a visitar a su familia, quería pensar un poco. —bueno eso había dicho él.

—Lo entiendo. —Dijo con voz apagada y suspirando— Nos vemos mañana Sunnie. —cortó.

Algo estaba mal, sabía que ahora el pequeño omega estaba libre, sin ataduras ni siendo un muñeco que sus padres pudieran controlar, empezaría una vida nueva y conocería mejores personas en el futuro. Ahora sabrá que sus amigos no solo son cantidad sino calidad.

—Jungwon Hyung...

—¡Ahora sí que sacaste boleto maldita señora vieja! Esos eran mis macarrones de chocolate ¡y tú vieja tragona te los comiste! En mi presencia —Gritó.

Sunoo sonrió, eso pasaba muy a menudo en las salidas así que tenía que dejar un poco de recompensación por el escándalo hecho por su Hyung. Se dirigió hasta Jungwon y lo tomó del brazo insistiendo que había una tienda de ropa para bebés en la segunda planta. Solo con eso se podía calmar.

—Está bien. Él está bien, él es fuerte... —susurró aun pensando en la conversación que tuvo hace unos minutos.

—¡Ese pijama tiene fresas de decorado Sunnie! —gritó corriendo hacia la tienda, comenzando a ver los diferentes tipos de ropitas.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

—Sunoo-ah, Jake no está con su familia, está con su prometida —respiró triste, sintiendo como sus pasos se hicieron más pesados y su vista se nublaba debido a sus lágrimas rebeldes que trataban de salir de sus ojos. Trataba de llegar a la estación y tomar el ultimo boleto de vuelta su casa, con sus amigos, con su única familia.

La lluvia opacó ese llanto silencioso desde que vio como su futuro alfa abrazaba a su amiga de la infancia, tocaba su cabello como lo hizo con él cuándo estaba triste, limpiaba sus lágrimas, como él solía limpiarlas, la abrazaba como si fuera el ultimo día de sus vidas, la amaba como a él.

—Buscaré mi camino, tal vez el destino no quiso vernos juntos y no soy nadie para contradecirlo, luchare por mí, por mantenerme bien por rehacer mi vida de nuevo, tal vez aparezca mi predestinado y seré feliz de una vez por todas... —sonrió viendo como el tren llegaba, él se subía, buscaba su asiento y se ponía sus audífonos.— Eso haré.

Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora