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Unos gritos desesperados y desgarradores se oían en la planta superior. Era Sunoo. Era su omega.

Su lobo se removió inquieto y comenzó a rasgar por dentro y más cuando escuchó el llamado de su omega. Sunghoon despertó y se levantó del sillón lo más rápido posible intentando desalojar el sueño, no quería que nada malo le pase al amor de su vida. No quería.

Corrió como más pudo, subió las escaleras y llegó a la puerta de su habitación, la habitación de Sunoo; estaba a oscuras y se podía presenciar con más claridad los gritos y pataleos en la cama. Encendió la luz y pudo ver a su cachorro estar enredado entre las sábanas forzando para poder zafarse de las mismas, lloraba a mares y sudaba más que nunca.

En el ambiente se podía oler desesperación y terror.

Trató de agarrar aire y poder tranquilizarse, Sunoo estaba teniendo una pesadilla y por juzgar de los pequeños balbuceos que daba después de los gritos sabía quién era el causante de eso.

—Sunoo... —trató de despertarlo esquivando los golpes que daba con tal de zafarse de las sabanas. Si fuera otro caso diría: "Pareces un tamal mal amarrado Ddeonu".

—Sunoo... —volvió a susurrar, zarandeándolo un poco y tratando de despertarlo con el mayor cuidado.— Sunoo... —volvió a llamar con un poco más de voz empleada.

Sunoo estaba un poco aturdido, el sueño, no, su pesadilla se esfumó y en cambio de eso vio una luz al final de todo, al final del camino. Sunghoon estaba allí, tenía su mano extendida pidiendo que la tomara.

—Me está ayudando a salir del pozo de depresión y ansiedad que formé como mi barrera de protección.

Tal y como le había dicho en una ocasión lejana su abuela.— "Cuando toques fondo, solo queda salir a flote cariño"

Cuando Hoon vio como el más menor despertaba, se pudo dar cuenta que no era el mismo. Sunghoon que había tomado respiración tratando de despertar al menor, se encontraba sudoroso y algo aterrado cuando vio que ya no se movía, también había comenzado a soltar feromonas para calmarse así mismo.

Despertó de una a Sunoo, quien se levantó de golpe y revisó por todos lados de la cabeza del alfa por si había algún rasguño o algo parecido, pero no, ni rastro. Todo había sido un maldito sueño, sintiendo el aire a desesperación le dedicó una sonrisa al alfa que lo miraba.

—Estoy bien Hyung.

Mentira...

—No se preocupe.

Ayúdame a salir a flote...

—Deja de mentir Sunoo. —expresó el alfa con voz tenue.— Te haces daño cariño...

El omega agachó la cabeza sabiendo que su mentira ya no servía con la persona que ahora compartía su corazón.

Ya no hace falta mentir. Él me ayudara.

Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora