49

470 69 5
                                    

—Está despertando... —habló aquella persona mientras apretaba sin cesar los botones.— Fue una grandiosa idea el vestirnos de Doctores. —alabó.

—Todo gracias a mí.

—¡Cállate! Nos pueden descubrir y aún no le he aplicado una anestesia para hacerlo dormir un tiempo más hasta que todo esté listo para llevar a mi "querido hijo".

—Aish... Que genio el tuyo

—Suran... —advirtió.

—Ya Ya. Te dejo trabajar señor doctor. —volvió su vista fija en aquella pantalla y continuó aplastando los botones.

—¡Podrías dejar de aplastar esos putos botones! —gritó.

—Tu celular suena cariño —advirtió la chica aun con esa sonrisa en la cara.

—Todo listo jefe...

—Bien salgo de inmediato. —cortó y la beta se aseguró de ponerse el cubrebocas y que nadie les estuviera siguiendo.— Vámonos.

꒰ ・ ・ ・ ꒱

—Esta todo listo, pueden pasar a ver al paciente... —Sunghoon, Heeseung y Jungwon se levantaron de una.— Uno por uno, por favor. —completó la enfermera en cargo.

Sunghoon fue quién iría primero a visitar a Sunoo, con la sensación de angustia en el pecho llegó hasta la habitación que le asignaron, el alfa se adentró y apenas abrió la puerta no vio a su Omega en la cama en la cual se supone que descansaba.

La enfermera también entró y quedó en el mismo estado, reaccionando de manera rápida marcó dando aviso de lo sucedido.

—¡Tenemos una emergencia, cierren todas las puertas! ¡Un paciente ha escapado!

Mentira...

Las puertas se cerraron, la respiración de Sunghoon pasó de ser una tranquila a una errática, la angustia y el miedo puro lo invadió, su cuerpo se estremeció y las piernas no le pudieron sostener por mucho tiempo. Aquellas sensaciones fuertes le debilitaron, pero a pesar de eso pudo recurrir al llamado de su omega.

Sunghoon salió corriendo, siguiendo aquella conexión débil, la enfermera se sorprendió y le dijo algo al par de oficiales que inmediatamente siguieron el paso al alfa.

Sunghoon recorrió pasillos, laboratorios e incluso se perdió varias veces quedando desconcertado y tratando de mantener la tranquilidad. Los policías seguían su paso sin decir nada, pero bien atentos a todo. Volvió a correr de vuelta cuando llegó a una capilla donde pidió internamente que Sunoo, su omega, estuviera bien.

Pasó por una salida de emergencia, la tensión vino de allí y el dolor también, paró en seco y abrió la puerta, bajó las escaleras a toda velocidad y en el camino juraba que iba a matar a quién le había hecho esto a Sunoo, no le perdonaría la vida.

¡Jamás!

Varias puertas más aparecieron y en la última pudo reconocer que se trataba del cuarto de limpieza, donde guardaban más que solo útiles de aseo.

Antes de abrir la puerta Sunghoon se pegó a esta para escuchar los susurros que provenían de allí dentro y en unos de esos susurros pudo escuchar el llanto de Sunoo.

Entró progresivamente y se pudo encontrar con las dos personas que moría por despedazar, se acercó hasta la chica beta que ya temblaba por la intimidante apariencia del alfa, sus ojos estaban dilatados y entonces Suran supo que no era Sunghoon, si no su lobo. Empujó a la beta y le propinó un buen golpe dejándola en el piso y los oficiales se encargaron de esposarla, entonces ahí fue donde comenzó la verdadera batalla.

Era él quién tenía a Sunoo.

A su omega.

—¡Sal de allí maldito hijo de perra! —gritó furioso.

El padre de Sunoo se asomó teniendo a su Omega alado, con una sonrisa plasmada en su estúpida cara apareció.

—Es un gusto verte. —agregó con calma.

—Maldito... —susurró acercándose hacia él, -quien empujó a un lado a Sunoo y este calló de rodillas- para poder enfrentarse.

El pánico se desató para Sunoo cuando vio como su padre daba un par de fuertes golpes a Sunghoon, pero este no se quedó atrás y le regresó incluso agrediendolo más fuerte, una ventaja para el alfa menor quién tenía la capacidad de resistir más por su omega.

Mas oficiales llegaron y detuvieron al par de alfas, dejando inconclusa la pelea, aquella que definiría su orgullo. Las enfermeras quiénes también ingresaron al lugar se encargaron de revisar a Sunoo y cuando Sunghoon se vio más calmado lo soltaron dirigiéndose a paso firme hasta él y limpiando la sangre que se escurría de su labio.

—Me encargaré que te pudras en la cárcel, ¡NO PERMITIRÉ QUE VUELVAS A TOCAR A MI OMEGA! ¡JAMAS!

Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora