31

822 104 2
                                    

El placer que le daba las manos del alfa era único y muy diferente a lo que había vivido, era un abismo entre el cielo y el infierno. Solo había una forma de afrontar y borrar cada rastro que su padre haya dejado en él. Así lo veía Sunoo.

Cada toque era acompañado de un choque eléctrico que se extendía en todo su cuerpo hasta en aquella parte que ya comenzaba a doler y rogaba por atención.

Las manos de Sunghoon recorrían sin velocidad por el cuerpo de su omega disfrutando y haciendo a este delirar poco a poco hasta llegar a un punto de excitación inquebrantable.

—Hyung... Ah...

Ese sonido tan maravilloso que se le había escapado al omega cuando intencionalmente Sunghoon había pasado la palma enjabonada de sus manos por los pezones ya erectos del menor.

Sunoo se encontraba más que complacido con el tacto de Sunghoon y más cuando el alfa volvió y se quedó jugueteando con sus pezones sensibles, haciendo que él cerrara los ojos y ladeara su cabeza para conectar sus labios con los del alfa que ya los esperaba desde rato.

El beso comenzó, sus mentes estaban nubladas, pero sabían el camino a recorrer, las manos del alfa hacían su trabajo mientras que Sunoo se aferraba a la bañera para no caer de tanto placer.

Cegado por el placer, Sunoo abrió las piernas un poco cuando la otra mano del alfa jugueteó con su ombligo. Sunghoon se vio obligado a romper el beso solo para poder disfrutar de dejar rastros de marca en un camino que iniciaba de sus mejillas hasta llegaban a la base del hombro. Todo estaba marcado tanto como la saliva y unos pequeños mordiscos que más luego tomaría color rojizo.

El mayor dudó en que, si debía bajar un poco más que su ombligo, pero Sunoo abrió las piernas hasta donde llegaba la anchura de la bañera dando a entender al mayor que necesitaba más que eso.

La mano de Sunghoon se perdió en el agua turbulenta debido a los diferentes movimientos que Sunoo daba.

Cuando apresó el miembro necesitado de Sunoo este dio un respingo y gimió en alto.

—Ah... S-sunghoon ah...

El movimiento de arriba y abajo se volvió una tortura para el omega que ya se veía afectado por los espasmos, y el gemido de Sunghoon cuando se removió e intencionalmente restregó su espalda en el abdomen del alfa.

Sunoo tampoco pasó de desapercibido el miembro duro de Sunghoon chocar y rozar sus nalgas, si no fuera por su ropa interior lo sentiría más claro que el agua.

—Ah... —gruñó.

Las piernas de Sunoo se movían intentando apaciguar la sensación del tirón un poco más fuerte en la entrepierna mientras sus dedos de los pies se retorcían por placer.

Buscando de nuevo la boca del mayor, y esta vez fue él quien intentaba dar un poco de movimiento para el alfa.

—Hyung... pa-pare ¡Hyung!

Sabía aquella sensación cuando el omega comenzó a buscar más fricción en vez de parar.

—Sun- ah...

El omega había dado en el punto, cuando el miembro del mayor fue sacado de su escondite y el de las manos pequeñas lo apresó provocando un vaivén sincronizado.

El clímax estaba a la vuelta de la esquina para el menor, un poco rápido y a la vez tortuoso. El mayor sabía mover esas manos como si tocara y viera las pautas del piano.

—Hyung en-en verdad ¡Ah! M-me corro.

—Cariño, te amo.

Y allí estaba, se había corrido en la mano de su mayor, un orgasmo fuerte, pero eso no detuvo al menor en seguir el vaivén. Aun con el cuerpo tembloroso y la respiración errática.

—Sunoo... ah. Dios...

Provocando tiempo después de que el mayor terminó en un orgasmo que nubló sus sentidos y buscó su cuello solo para dejar un beso.

Sabía que planeaba su lobo. Pero aún no era el momento.

—Hyung...—habló aun recostado y con los ojos cerrados tratando de volver todo a la normalidad, pero los espasmos aún se encontraban en su cuerpo.

El alfa solo le sonrió, aun cuando el menor no podía verle; aquellas risas no se asomaban por que sí.

Se alzó con cuidado dando entender a Sunoo que era momento de cambiarse y descansar un rato.

—Lo amo Hyung...—le susurró cuando él ya lo arropó con la bata y se disponía a darle su ropa.

—Yo también. —dijo besando su frente.

Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora