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— Vaya, pero a quién tenemos aquí, es el mismo Park Sunghoon —habló para luego darle la espalda a Sunoo mismo que se dejó caer al piso asustado.

— Ahora porque no puedes ganar en una pelea vienes a desquitarte con un inofensivo omega.

— Simplemente te dejé ganar.

— Ajá, y no eras tú el que pedía a gritos piedad. —Se burló.— Será mejor que te alejes del omega ahora mismo, no tendré compasión si reprochas.

Sin más palabras se retiró, dirigió la vista al omega que yacía asustadizo en el piso del baño intentó tocarlo para ver si tenía más heridas aparte de la que cargaba en el labio, pero el chico simplemente se alejó temiendo más y más.

— No te haré daño simplemente te llevaré a la enfermería.

El omega lo miró aún con temor, había sido un día malo para él. Primero su padre luego su hyung, dejó sus pensamientos de lado y volvió a mirar al chico pálido "alfa", si confiaba en el quizás lo secuestraría y mañana en las noticias aparecería en primera plana con el título "Omega cruelmente violado y descuartizado por un alfa desconocido".

— ¿Y bien?

Se levantó con sumo cuidado sin quitar la vista del alfa al frente que aún tenía estirada la mano esperando una respuesta, se acomodó su prenda y salió corriendo de los baños.

— ¡Espera! ¡Espera!

Diablos lo perseguía en su carrera por salir de la Universidad y llegar a casa para encerrarse en su cuarto. Estaba asustado más de lo que sus lágrimas salían y su labio sangraba probando ligeramente el sabor metálico.

— ¡Alto ahí! ¡Señor Kim! ¡Señor Park!

El director los había visto correr por los pasillos algo que estaba totalmente prohibido. El director era un beta respetable con un sin números de placas conmemorativas, siguió corriendo en dirección a él y se escondió detrás del beta.

— Pero qué diablos.

— ¡Espera omega!

— ¡Señor Park que hace usted persiguiendo a este omega!

El ligero lobo del beta se asqueo.

— Lo estaban agre...

— ¡A la dirección Park!

Diablos. Lo miró y se dirigió a la sala que le pertenecía a la dirección y se sentó para esperar al estúpido, siempre que quería ayudar se metía en problemas, su madre tenía razón "cuando intentas ayudar piensan que harás algo malo, y cuando no ayudas no sirves para nada bueno" por eso era como era su lobo, un lobo sin sentimientos al igual que él, después de todo era uno solo.

«Ves por eso odio a esos omegas miedosos.»

— «Cállate lobo si tú fuiste de la idea de ayudarlo.»

«Pues debiste oponerte eres un inútil.»

— «¿y tú qué?»

«¡Quieres pelear!»

— «¡ya pues!»

— Señor Park por favor pase a la oficina, el director lo espera.

Diablos la señorita omega, linda por cierto, estaba asustada había estado gruñendo debido a la riña con su lobo y apenas entró ya comenzó con su defensa.

— Papá no tuve na...

— Muy buenas señor Park tome asiento por favor.

— ¡Papá por una vez en tu vida trátame como tu hijo por dios!

— No estamos para hablar de eso, si no de tu sanción por golpear y quien sabe que más a ese pobre omega.

— ¡No hice nada incluso lo quise defe-!

— ¡Baja el maldito tono! ¡Esta será tu sanción y punto entendiste!

El de tez pálida se quedó en silencio aun no sabía que había hecho de pequeño para que su madre lo abandonará y que su padre lo negara como su hijo y único enfrente de todos y todos los jodidos días.

— Lárgate no te quiero en mi vista.

Abandonó el lugar y vio a la secretaria que lo miraba con negación, durante estos años de su vida había aprendido a no querer y no ser querido.

— «Aww porque no te asomas cuando te necesito estúpido lobo.»

«Mi culpa no es que seas un desgraciado ¿o sí?»

— «Cállate que sabes lo que nos espera.»

«Lo sé ni me lo menciones, odio esas estúpidas rutinas»

— «Estamos de acuerdo.»

Ayúdame park sunghoon. ‹𝟹 Sungsun Donde viven las historias. Descúbrelo ahora