La noticia de la muerte del rey León llegó a las pocas horas que habían encerrado a la familia en los calabozos. Burak esperaba que se demorarán un poco más, pero la noticia ya corría por todo el Reino. La reina Catherine y el príncipe heredero fueron liberados por uno de los sirvientes que sobrevivió al ataque, quien reunió a todos los demás soldados de los otros castillos que ni cuenta se habían dado. Mandando cartas mediante aves, Omar, el general del ejército de Lomas, se enteró de la grave noticia, dirigió a su ejército día y noche hacia la frontera con el norte, pero Burak, ya había pasado por allí, atravesando tierras del reino de Luther, se aproximaba a llegar a sus terrenos en un día.
—¿Esto es Lomas aún?
—No princesa —dijo la soldado quien a toda velocidad controlaba al caballo—. Lomas quedó atrás ayer en el medio de la noche, antes que acampáramos.
—¿Llegaremos hoy a Átkozott?, ¿qué tan lejos está? —dijo alzando más la voz para que la escuchara. El viento hacía difícil poder hablar con el pelo revoloteando por todos lados. Los caballos iban a toda velocidad y ninguno perdió la marcha.
—Mañana princesa, mañana pasando la madrugada.
Astria estaba fascinada, ir a toda velocidad, que el viento le golpee la cara, que en solo segundos podía ver paisajes hermosos llenos de árboles, cultivos de gente que se quedaba mirando, chozas, y animales. Era un sueño hecho realidad y no podía más con la sonrisa que salía de su rostro. Deseaba conocer más, deseaba ser libre y poder ir a donde ella quería.
Cabalgaron hasta que en una colina pudieron divisar un pueblo en sus faldas. El rey levantó la mano y todos comenzaron a detenerse.
—¿Me puedes decir tu nombre? —preguntó con timidez, pero la soldado no la escuchó, estaba pendiente de su rey y pronto hizo que el caballo se acercará a él.
—Gina ¿Todo bien?
—Sí, mi rey —Astria ni siquiera miró a Burak.
Estaba aún enfadada por ser engañada que solo lo escuchó mientras giró la cabeza hacia otro lado para evitarle.
—Señor —dijo otro hombre acercándose—. Hacia arriba hay un espacio para acampar.
—Bien —contestó Burak— venderemos a los hombres en el mercado negro. Ustedes se encargarán de la princesa Astria, ella no ha conocido lo que hay fuera del castillo, así que asegúrese que tenga una agradable tarde y sobre todo que vuelva bien.
—Sí, señor, con mi vida la protegeré —dijo la soldado bajando su rostro.
Burak fue lentamente hacia el costado del caballo de la princesa y le miró unos segundos hasta que ella enfadada subió la mirada hasta encontrarse con él.
—Soy un hombre de palabra. —Sonrió con esos ojos atentos a ella—. Ten —agregó mientras le lanzaba una bolsa de cuero con monedas de oro—. Compra lo que quieras y no te olvides de ver calzado. Asegúrense de no llamar la atención y mantengan la compostura.
—Sí, señor —contestaron sus soldados.
Burak marchó junto con los demás, los dos soldados junto con Astria comenzaron a descender hacia el pueblo. A mitad de camino se detuvieron y bajaron lentamente del caballo.
—Mi nombre es Gina —dijo la mujer al mismo tiempo que sacaba el casco de su cabeza y miraba a Astria aún sentada en el corcel—. Seré su dama de compañía hasta que lleguemos al castillo. Perdonará mi falta de experiencia, pero trataré de hacer lo mejor posible.
Astria se sorprendió de lo hermosa que era. Tenía el cabello castaño, delgada, pero con unos grandes brazos y piernas. Sus senos era más grandes protegidos por la armadura. Tenía un rostro con ojos grandes de color amarillo suave y una trenza que amarraba todo su cabello.
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Desde los ojos de una Estrella.
LobisomemSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...