La noche se había vuelto más cálida en los brazos del hombre que la cubría con su propio calor. Su suave caricia le entregó la tranquilidad que necesitaba y entre el sueño profundo, se hundió en un hermoso sueño dónde aún estaba en la tierra de Átkozott.
Cuando volvió a despertar, se dio cuenta de que Burak no estaba a su lado, pero aun así sentía su aroma en la ropa de cama. Parpadeando varias veces, trató de entender si aún estaba en su sueño o si realmente había vuelto a la realidad. Trató de moverse y su cuerpo esta vez sí respondió lentamente. Estaba acostada boca abajo y trató de levantarse.
—Tranquila. —La voz de Burak vino de atrás de ella y pronto, sintió su calor en su espalda, él acercó sus labios a ella y besó su columna hasta llegar a su cuello. Astria suspiró grandemente al sentirlo—. ¿Acaso aún hay droga en ti? —dijo él al ver cómo su espalda se arqueó levemente.
Mirándola desde lo alto, esperó que ella volteara para encontrarse con sus ojos celestes y así lo hizo.
—¿Cuánto he dormido?
—Amanecerá dentro de una hora —dijo él incorporándose y mirándola con una leve sonrisa. Burak ya estaba vestido de la parte inferior, pero, aun así, Astria no dudo en volver a observar su torso desnudo.
—Necesito volver —dijo ella tratando de sentarse y en cuanto lo hizo, sus piernas se sintieron adoloridas. Sus extremidades temblaron y sintió dolor en cada músculo de su cuerpo.
—Te traeré algo para que comas y bebas, te irás sintiendo mejor cuando ingieras algo.
—Burak —dijo bajando su cabeza avergonzada. Poco a poco las imágenes de lo que hicieron en la noche, comenzaron a llegar a su cabeza. Avergonzada por haberle pedido aquello, no pudo contener la pigmentación de su rostro. Había sido una mujer muy lujuriosa y poco decente, capaz de pedirle a un hombre que la libere—. Lo siento.
—¿Sentir qué? —dijo acercándose con una bandeja con un plato con frijoles negros y pan.
—Yo, debí cuidarme anoche.
—Ya te dije, error de novata. —Se burló al mismo tiempo que se sentó a su lado—. Antes de que sigas con eso, contéstame una cosa. — Burak, rápidamente cambio la expresión de su rostro y se puso más serio—, ¿por qué estás más delgada?
—Lo lamento, no he tenido mucho apetito.
—Mientes. Tu afán de encubrir a los demás, no se te da muy bien.
—¿Qué? Pero yo...
—Come —le ordenó frunciendo el ceño.
Ella apretó sus labios con reproche, pero le obedeció sin mirarle, untó el pan en los frijoles y se los llevó a la boca.
—Hay algo que tengo que hablar contigo —dijo él mientras la observaba comer—. Ayer viste a mis hombres tras los barrotes, sé que tus intenciones siempre han sido buenas e intentaste liberarlos, pero, ¿no crees que estando ahí encadenados no lo habían intentado? La palabra libertad, abarca muchas cosas.
—¿Hice mal? —preguntó ella, mientras tragó lentamente la comida que tenía en la boca. Pensando en sus palabras, no encontró su error y lo miró incrédula. Lo que hizo que Burak tratará de explicarle.
—Las órdenes de una dama Blanca, siempre son absolutas para mi gente y eso lo sabes. Buscaste la luz y les ordenaste liberarse, pero ¿a qué costo?
—¿Un costo? —dijo ella mirándolo asombrada.
—Mis hombres ya estaban encadenados y créeme que tratar de liberarse ya lo habían intentado. Tu orden hace que ellos se armen de más fuerza, una fuera sin control y lo harán por ti. Sin importar que eso signifique cortarse las manos. Sin manos también eran libres.
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Desde los ojos de una Estrella.
LobisomemSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...