A mitad de la noche despertó en medio de todo el silencio. Miró su habitación y todo era irreal, en pocos días había vivido mucho más de lo que había vivido toda su vida. En esta nueva aventura se sintió tranquila y esperanzada, ya que el trato que había recibido era por lejos mejor de lo que había sido toda su vida.
—¿Luz?, ¿Amy?, ¿Cleo? —Las llamó mientras se ponía de pie. Su puerta no tardó en ser tocada.
—¿Princesa está despierta? —dijo Amy abriendo la puerta.
—Sí, ¿puedo salir?
—Sí, pero primero póngase la túnica que está colgada en su cama. No querrá que la vean en paños menores, ¿o sí? Tengo el turno de esta noche.
Astria se vistió con lo que Amy le pidió y salió ansiosa de su habitación. La mayoría de las luces estaban apagadas, pero el castillo mostraba un ambiente cálido y tranquilo.
No tardaron en asomarse en un mini balcón con unas escaleras que daban a los jardines principales. Astria llegó a la orilla y respiró profundamente al ver la luna dándole la bienvenida. Los pocos soldados que estaban allí salieron un poco de sus puestos, asomándose a mirarla como Astria comenzaba lentamente a brillar.
Amy se sintió fascinada, era primera vez que en su vida que apreciaba una dama Blanca y a pesar de que en el día Astria se veía como una chica débil, delgada y pálida, ahora se veía llena de un poderoso brillo. Se quedó detrás a una suficiente distancia para darle privacidad pensando que era lo que le gustaba a Astria. Anteriormente, ya le habían dicho que ella buscaría tarde o temprano la luna y saldría en la noche para tomar su brillo. Sabiendo aquello, Amy se preparó y esperó pacientemente detrás de la puerta. Era su primer turno, ansiosa quería correr con las demás para contarles lo que había visto.
—Tú, eres la estrella —dijo la voz de un joven. Amy bajo rápidamente su rostro al ver que el muchacho se acercaba a Astria.
—Hola —contestó ella volteándose y frente a ella un chico de diez años la miraba atenta. Tenía cabello castaño, unos ojos dorados y grandes que la miraron con gran atención. Estaba vestido de blanco y tenía unos brazaletes de oro. Su piel también era bronceada.
—Todo el mundo está perdiendo la cabeza por ti, ¿eres así de importante?
—Lo siento. Soy Astria, ¿cómo te llamas tú?
El chico no era muy amable y sin medir consecuencias estiró su mano agarrando la ropa de ella con fuerza. La acercó lo suficiente para que su rostro quedará cerca de él.
—¡Príncipe! —dijo Amy asombrada por lo que hacía, también los guardias de allí se fueron acercando. El príncipe abrió su boca al igual como Burak lo había hecho en su momento y respirando profundamente se fue llevando la luz de Astria que recién había tomado de la noche.
—Hey chico. —El príncipe soltó con rapidez la ropa de Astria y apretando los dientes, chocó la frente con el suelo mientras que unas leves luces rojas rondaban por su cabeza—. ¿No te han enseñado modales?
La voz de Burak apareciendo entre las sombras hizo que todos bajarán su cabeza. Astria cayó de rodillas asombrada. No tenía idea que el chico podía hacer eso también con ella y la dejara tan débil. El rey se agachó y miró a su hermano más pequeño.
—Ella me obligó —dijo este aún con la cabeza en el suelo. Su hermano mayor lo tenía bajo su control.
—Mírame —dijo y movió su mano lentamente hacia arriba. El joven príncipe intentando no obedecer trato de mantener la miraba abajo, pero nadie podía con el poder del rey. Pronto lo tuvo en su mirada —. No trates de engañarme joven príncipe. No hay luna llena para que eso fuera posible, ¿o sí? Ahora, discúlpate.
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Desde los ojos de una Estrella.
Lupi mannariSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...