Astria dejó su cuerpo a merced del rey, no había fuerzas así que sintió como su cuerpo se caía en sus brazos. Él la sujetó con mejor agarre y salieron al exterior.
—Astria —dijo él—. ¿Recuerdas lo que hice en luna llena?
Ella si lo escuchó, pero no pudo contestarle, solo atinó a apretar con sus manos el borde de su ropa. Escuchaba todos los ruidos de afuera, pero era como si aún estuviera en un sueño, inconsciente. Los gritos, todo el escándalo eran suaves y no le dio mayor importancia. No podía asimilarlo, su calor aún seguía consumiéndola.
—Por-por favor Burak, ayúdame. —Estaba asustada, no entendía lo que le pasaba y tampoco podía tener su mente clara. Pensamientos iban y venían que la hacían olvidar la importante situación.
Se aferró a él, era la única persona que conocía y que sabía que podía cuidarla. En brazos del rey no había nada que podía pasarle. La parte inferior de su cuerpo se sintió entumecida y un fuerte ardor comenzó a propagarse en su vientre bajo. Inconscientemente, pasó su mano por sí misma y soltó un leve gemido, enterrando su rostro en la ropa de Burak.
—Tranquila, no puedo ayudarte aquí —dijo mientras le dio un beso en la frente.
Astria, por fin, comprendió la droga que estaba en su cuerpo. Entumecida y temblando, su cuerpo pedía a gritos una liberación. Las sensaciones de cosquillas eran persistentes y le desesperaba no poder deshacerse de ellas.
Los hombres la habían drogado para aprovecharse de la incapacidad de estar consciente y ella, ingenuamente, bebió de la copa de vino, que le trajo la mujer.
—No, no puedo más —dijo agitada. Su mano agarró el cuello de Burak e intentó mírale los ojos, pero él sonriéndole le volvió a besar la frente.
—Hacerlo aquí será un escándalo de proporciones mayores —rio él.
—Solo-solo hazlo. —Él la escuchó y volvió a reír. Era capaz de hacerlo allí mismo, pero por respeto a ella no lo haría. Apuró más el paso y pronto, el sonido se extinguió.
El entorno pronto comenzó a cambiar, de un momento a otro, estaban dentro del edificio y ahora la noche estrellada estaba sobre ellos. Ella cada vez que abría y cerraba los ojos, el paisaje iba cambiando, el sonido se terminó completamente, ni siquiera los insectos hacían ruido, solo uno que otra ave nocturna a lo lejos.
Burak se dio cuenta, que Astria, había consumido bastante de la posición, generalmente era él quien siempre tenía el cuerpo más caliente que ella, pero esta vez, la temperatura de su piel blanquecina, se elevó por los cielos.
Pronto, un rico aroma a flores hizo que Astria respirara profundamente y abriera sus ojos.
—¿Dónde...?
—Lejos, ¿te gustan estas flores? Huelen bien ¿No? —Burak sacó lentamente su capa y la tiró al suelo. Luego, puso delicadamente a Astria sobre ella.
—Son hermosas —susurró ella. Eran Prímulas, flores de muchísimos colores, forrando el bello paisaje y entregando un aroma afrutado. Había árboles a lo lejos, pero, todo se veía como un gran terreno floreado. Por alguna razón, la palabra hermosa, hizo que Astria se sintiera aún más caliente.
—Sí, hubiera sabido de esto, hubiera disfrutado más encargarme de esos hombres —gruño él.
Mientras se sacaba la ropa de arriba manchada en sangre, quedando solo con una polera de color marrón, Astria lo observó inquieta.
—Lo siento, siento obligarte a esto.
—¿Obligarme? —Una risa interna salió rápidamente de él, mientras se hincaba frente a ella—. Será todo un placer.
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Desde los ojos de una Estrella.
Hombres LoboSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...