El día tercero la fiesta comenzaba, pero era solo para los invitados, ya que Astria y Burak debían formar una alianza entre ellos, conocerse como son antes de matrimonio y pasar dos días juntos. En la mañana pasaban entre familia opuesta, por lo tanto, Astria debía pasar el día con Cerdina y la hermana de Burak que había venido para la ceremonia.
En cambio, Burak como Astria no tenía su familia, pasaría la mañana con sus más cercanos.
Cerdina no dudo en mostrar su aprecio y agradecimiento hacia Astria, sentía que ella había llegado a cambiar realmente el mundo a su hijo y que no había mujer mejor en la tierra para él. El cambio que había hecho y como su personalidad se suavizaba cuando se trataba de Astria. Su cuñada también le comento algunas cosas de matrimonio, como había sido el suyo.
Al anochecer Astria debía prepararse para pasar la primera noche con Burak, pasarían dos días juntos y al anochecer del segundo día Astria sería buscada por sus damas y la prepararían para el descanso. El sí aceptó venía al día siguiente donde la fiesta se calmaba y todo tomaba un aspecto mucho más formal.
—Esperen, pero esto es incómodo —dijo Astria, que estaba plasmada por ser vestida por miles de manos.
—Mi querida reina, esto es necesario y todas hemos vivido casi lo mismo.
—Sí, Astria —dijo Amy—. Las abuelas, las tías, las primas, todas visten a la novia.
—Pero yo no tengo y puedo hacerlo sola.
—No, no es así como funciona, además por eso estamos aquí.
Astria una vez más había sido bañada en leche, cuando estuvo seca, las mujeres la vestían envolviéndola con flores amarradas a su cuerpo. Tenía una tela delgada que cubría parte de su pecho solo para poder sujetar un poco más de flores.
—Estamos un poco atrasadas —dijo una al escuchar como la música comenzaba a sonar fuera. La fiesta continuaría hasta la madrugada y Astria debía salir al encuentro con su futuro esposo.
—El sol está ocultándose recién, estamos bien en la hora.
Astria, desesperada por querer moverse, estaba aún inquieta sobre un banquillo con las manos y piernas abiertas. Hoy vería a Burak después de no verse por bastantes días y se sentía nerviosa, deseaba salir corriendo y no detenerse, pero allí estaba, manoseada por mujeres que no a todas conocía.
Mientras trataba de aguantar el frío cosquilleo de la desesperación, la inquietud comenzó a subir por sus piernas, sentía que iba a explotar en pánico con todo el ruido y movimiento.
—Astria, ¿estás bien? —La voz de una mujer conocida la hizo abrir los ojos.
—Mery.
—Vamos, mujer respira, no es nada de otro mundo.
—Quiero irme.
—A ver —dijo Mery levantando la voz y aplaudiendo fuertemente—. Quiero que dejen de hacer lo que hacen y salgan solo unos minutos.
—Reina Mery, estamos justo en la hora.
—¿Hora de qué? Estamos en Átkozott, pero tu rey desposará a una humana relativamente normal y las novias normales por tradición llegan mucho más tarde que el novio. Así que el tiempo es relativo, salgan ahora.
Mery rápidamente sacó a la gente. Astria por fin pudo bajarse de allí y sentarse un momento en una silla respirando hondo.
—¿Ya has comido? —dijo Mery sacando una cajita de madera con unas frutillas y unos dátiles para ofrecerle.
—Sí, he comido, pero estoy nerviosa —dijo ella agarrando una frutilla y echándose a la boca.
—¿No te gustaba la compañía? Ahora no sabes qué hacer para que te dejen tranquila —rio ella.
ESTÁS LEYENDO
Desde los ojos de una Estrella.
Hombres LoboSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...