Capítulo 65.- Confía en mí

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Burak salió de la habitación y se encontró con Astria siendo ayudada con sus damas.

—Señor —dijo Bruno pasándole rápidamente un paño. Sangre le cubría la ropa, la cara, incluso el pelo y ciertamente debían evitar que Astria lo viera así.

—No te voltees —le dijo Burak al ver a Astria que se levantaba después de limpiarse la boca—. Si no te sientes en condiciones, está bien que no vuelvas a la ceremonia. No me enojaré, ni me molestará.

—Estoy bien —dijo pasándose un pañuelo por la ropa.

—La llevaré a lavarse y cambiarse —dijo Amy mientras se alejaba, bajó su cabeza y se llevó rápidamente a la novia.

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—No me gusta causarle problemas —soltó ella mientras subían las escaleras.

—El rey hizo lo que tenía que hacer Astria —dijo Amy—. No siempre puedes ser amable con todos. De vez en cuando, la gente se olvida que están tratando con un hombre como él, y con estas cosas aprenden a recordarlo.

—Yo-yo sí lo entiendo —dijo ella—. Pero sigo sintiendo que algo va mal.

—Usted también debe ponerlo en práctica cuando se sobrepasen. Nadie es más importante que usted, mi rey y mi reina tienen la última palabra.

Por un lado, deseaba olvidar lo que había pasado, quería volver a sentirse feliz, emocionada junto a su nuevo esposo, pero las palabras de Hans le preocuparon. Si la criatura en su vientre no era de Burak.

¿La seguirían queriendo?, ¿cómo podría decirle?

Sus damas de compañía llegaron rápidamente y buscándole vestidos la prepararon con prisa para que pudiera volver a la celebración, donde sin duda más de alguno se había preguntado dónde estaban los novios.

Cuando estuvo lista, bajó las escaleras seguidas por sus mujeres. Burak la esperaba pacientemente en el término de la escalera.

Astria recordó la vez que él había hecho lo mismo, pero el general Omar se adelantó y la llevó a la comida antes que Burak pudiera acercarse. Mirándolo allí de pie, volvió a sentir tranquilidad. No podía creer que el hombre que ahora la miraba con total paz, hacía poco se llevó una vida con sus propias manos.

—Te ves hermosa, mi reina —dijo bajando su cabeza como si fuera cualquier individuo inferior. Las sonrisas de las damas de compañía de Astria rápidamente se dibujaron en sus rostros.

—Mi rey —contestó ella hasta que bajo el último peldaño y su altura disminuyo mirando a Burak hacia arriba.

Él acercándose más a ella bajo su rostro hasta que sus mejillas se tocaron y le hablo cerca del oído derecho.

—Desearía que olvidarás lo que oíste. —Su amable tono de voz no tenía ningún rastro de ferocidad, sus ojos relajados y su aspecto tranquilo habían vuelto a ser parte de él.

—No es tu culpa, yo quise quedarme.

—Prometo no volver hacer algo así delante de ti —dijo tomándole de las manos. Astria apartó una de sus manos y lentamente le tocó la mejilla derecha con delicadeza.

—Yo te he aceptado tal cual eres, cada uno de tus defectos y virtudes. —Ella no pudo aguantas las lágrimas.

—Hey, tranquila —dijo él. Burak y sin importar el público que los observaba, refregó su rostro con la de ella—. No me hagas llevarte arriba —le advirtió mientras le tomó la mano y se encaminó a los patios traseros.

—Hay-hay algo que tengo que decirte —dijo ella deteniéndose.

—Astria, si eso que tienes que decirme, es la razón por la que estás así. Hablémoslo en privado.

Desde los ojos de una Estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora