—Astria... Astria...
—Princesa Astria.
Voces en la oscuridad la llamaban, el frío congelaba cada parte de su cuerpo, pero ella aún estaba pérdida ¿qué era lo que había pasado? Estaba confundida pensando lo hermoso que eran los sauces llorones y lo tranquilo que era su castillo.
Sentía que había dormido mucho, le dolía un poco la cabeza y se sentó lentamente en su cama.
—Princesa Astria —dijo una de sus damas entrando por la puerta del salón—. Esto le fue enviado del castillo real. —En sus manos venía una gran bandeja llena de frutas de estación, y una carta con el sello de la reina.
—¿Del castillo real? —sonrió al escucharla y miró cada movimiento de la mujer.
—Con permiso —dijo ella saliendo de su habitación.
—Qué extraño —se dijo. Había sentido que aquello había resultado muy familiar.
Se levantó con cuidado agarrándose del borde de la cama. Se sentía muy débil, pero aun así trató de llegar a la carta.
Astria tomó de ella con cuidado y volvió lentamente como una anciana a sentarse una vez más en la cama. Extrañada pensó que aquello ya lo había vivido, incluso que era lo que decía en su interior. La abrió con atención.
—¿Estoy invitada al palacio real? —Sí, eso ya lo sabía, pero ¿Cómo?, ¿acaso lo había adivinado?
Pasó la tarde en la cama y solo salió de ella cuando se acercó la hora donde, la irían a buscar, se vistió y se perfumó esperando el carruaje. Pronto estuvo fuera de la puerta de su castillo para comenzar la visita a su padre.
Astria se sentía tranquila, pero estaba muy desanimada, sentía que no debía creer en nadie y que realmente no tenía ganas de pensar en nada. Si pudiera hacer todo lo que debía hacer tan rápido para volver a su cama lo haría.
—Princesa Astria —dijo una mujer en cuanto llegaron al castillo real—. El rey y la reina la esperan —agregó la mujer dándole la espalda y encaminándose dentro.
—Helena, ¿hoy hay un baile? —dijo ella siguiéndola. Miro el cielo unos segundos, pero la luna estaba tapada con nubes.
Era una lástima porque eso le ayudaría a tener más energía. Astria pensó que eso era realmente lo que le sucedía, por querer estar todo el tiempo en su habitación, le faltaba estar en contacto con la luna. La mujer se sorprendió por la actitud de la princesa, le habían dicho que ella era bastante sumisa y tranquila como una niña pequeña, pero su voz tenía autoridad y rápidamente sintió que no podía volver a hablarle tan casualmente, ¿cómo la princesa sabía su nombre?
—Si princesa, hay un baile hoy, están reuniéndose algunos nobles y reyes que el rey León invitó
Astria supo también que era lo que venía adelante. Su padre, el rey León, le comentó su interés en desposarla y le ordenó participar en el baile. Alice, su hermana, les presentó a los invitados, invitados que ya conocía y sabía uno que otro nombre.
A medida que la noche fue pasando comenzó a preocuparse, no era normal que supiera todo lo que estaba por vivir, las frases, las palabras y hechos; todo eran cosas que ya había vivido.
A medida que el baile ocurría, el nombre de un ser conocido llegó a su mente.
—Burak —susurró.
— ¿Qué? —dijo Alice mirándola desconcertada— ¿Cómo sabes el nombre del rey de los bárbaros?
—¿Está aquí?
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Desde los ojos de una Estrella.
Hombres LoboSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...