Astria se amarró el abrigo y se puso una capucha que le cubría todo dejando solo la máscara saliendo de ella.
Entró con cuidado, pero con la cabeza en alto, para que así, pudieran ver a una mujer segura de sí misma. Dentro, estaba todo finamente decorado, había objetos en estanterías y en repisas con sus precios en una etiqueta. Guardias cuidando los rincones y gente que caminaba buscando algo valioso.
Había mujeres y hombres cubriendo también sus rostros con máscaras. Astria podía notar que no era gente cualquiera, eran nobles con ingresos suficientes para llevar lo que quisieran sin ver el precio. El lugar no era tan tétrico, pensó mientras su cuerpo comenzaba a relajarse y a respirar más tranquila.
Mirando atenta a una pareja, comenzó a seguirlas, disimuladamente observando todo lo que ellos hacían, ya que, como aún no empezaba las subastas, debía disimular que conocía todo el lugar.
Luego de un tiempo, recorriendo la primera sala, se abrió la segunda dónde había muchas sillas inclinadas, mirando hacia un espacio abierto con cortinas. La gente entró y se fueron ubicando en cada asiento con tranquilidad. La calma era una de las cosas que impresionó a Astria. Las luces, iluminaban todo el lugar elegantemente, colores azul marino, sillas negras, alfombras burdeos, todo estaba muy bien ornamentado.
La subasta comenzó, los primeros objetos eran piedras preciosas del reino de las montañas, minerales hermosos y preciados, donde uno a uno se fueron con compradores. Un hombre de contextura grande y alargada se puso al frente para dirigir el espectáculo. Tenía unos ojos bastante grandes de color verde, sus orejas puntiagudas como la lanza, su boca tampoco era de una persona normal, ya que era grande como si al sonreír los bordes de sus labios llegan a sus oídos. Era aterrador y Astria pronto se sintió intimidada.
—¿Un elfo? —pensó al verle. No era común ver gente de otros reinos dirigiendo algo tan importante como una subasta ilegal, pero allí estaba con ojos achinados como si te vieran el alma.
—Preparen sus números mis queridos clientes, lo que viene de aquí en adelante no podrán ser encontrados fácilmente.
Astria observó con curiosidad y frente a ella salió un hombre con una maleta.
—Rocas lunares —dijo el hombre. Toda la multitud comenzaron rápidamente a levantar su mano.
Astria sentía curiosidad, pero antes de eso se preguntó, ¿por qué todos estaban interesados en aquellas rocas? Si ella estaba, también ligada a la luna como los Átkozott, entonces, debía sentir algo, pero por más que se concentró, no hubo cambio en ella. Las piedras lunares que tenían en el templo de la Luna, poseían energía casi similar a la que ella sentía cuando estaba en contacto con el brillo de la noche. Estas piedras carecían de aquello, así que, asumió, que las rocas eran falsas.
Luego de aquello, trajeron otra maleta un poco más pequeña, al abrirla la sorpresa en ella hizo que abriera sus ojos enormes y su mandíbula se cayó detrás de la máscara. Objetos filosos de colores blancos relucían llenando el fondo de la maleta. Eran dientes caninos de Átkozott "¿Cuántos?" No podía deducirlo "¿Cómo podían hacer eso en especial a gente tan noble que la habían tratado tan bien?"
La imagen de Burak llegó rápidamente a ella y se preguntó, si él sabía de todo esto. Seguramente enloquecería si se llegará a enterar.
Luego de un tiempo, hicieron una pausa e invitaron a todos a volver a la primera sala para un cóctel, o quedarse allí a esperar en los asientos. También anunciaron que tenían productos para vender y se podría encontrar en la sala de alado.
Astria se levantó con tranquilidad, pero estaba un poco conmocionada. No esperaba ver aquello y asumiendo que los dientes salieron en la primera jornada de la noche, el resto de la velada seguramente habrá más cosas que la dejarían atónita.
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Desde los ojos de una Estrella.
WerewolfSiendo la hija no reconocida de un gran rey, Astria ha sido denigrada toda su vida encerrada en uno de los castillos del reino, donde la soledad había convivido constantemente con ella. Una chica alegre e inocente, con una particularidad única que n...