|PRÓLOGO

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Siempre había sentido en el aire, en el entorno y en la mirada que mi madre me despreciaba, era tan palpable que no sabía porque papá no podía darse cuenta, lo manipulaba y él ni se enteraba.

Desde que mi madre, se enteró que estaba embarazada, ella me desprecio, en realidad no me importo y creo que nunca lo hará, tenía a papá, desde pequeño siempre estuvo papá, él siempre me había dado la confianza y el apoyo que necesitaba, él siempre estuvo conmigo hasta cierto punto de la vida.

Mi padre y mi madre se conocieron en la secundaria, estuvieron unos meses de novios hasta que dieron su siguiente paso. Ese paso que provoco con tan solo 14 años mi madre quedara embarazada.

Mi padre tuvo que hacerse responsable y gracias al apoyo de su familia, no fue tan complicado, solo que a mi abuelo no le gustó la idea de que se casara con alguien que no era de su clase, en realidad a nadie de la familia, al final solo mi padre termino de estudiar y se hizo cargo de la empresa del abuelo, que ahora estaba muerto.

En una ocasión, cuando mi padre y yo regresábamos de mi entrenamiento de basquetbol más temprano de lo común, ya que había sido cancelado, encontramos en la casa a un hombre desnudo, yendo hacia la cocina. Creyó que éramos los hermanos menores de Aleida (mi madre). Nos quedamos petrificados, mi padre y yo no articulábamos ninguna palabra.

El hombre se cubrió con lo que encontró y mi madre bajaba de las escaleras con solo una sábana. En cuanto nos vio de pie, abrió los ojos tan grandes que parecía que se iban a salir.

—Alec— susurró mi madre, después todo sucedió tan de prisa, mi padre golpeando a ese hombre y mi madre rogando que se calmara.

—¡TE QUIERO FUERA DE MI CASA! —gritó mi padre a mi madre.

Minutos después mi madre con una maleta en las manos rogaba a mi padre pidiéndole perdón. Ni siquiera se despidió de mí o por lo menos me miro por última vez, ni siquiera preguntó si me podía llevar, solo se fue.

Al principio no comprendía tan bien, solo tenía ocho años y mi padre veintidós, ambos éramos unos totales novatos para la vida, no sabíamos que nos deparaba esta.

No tenía planeado nada y supongo que él tampoco, ese día solo me abrazo y me susurró que todo estaría bien, que nosotros estaríamos bien.

La pregunta ahora es ¿De verdad, todo estaba bien ahora?

Hay una historia que contar, y no puedo empezar desde el momento en el que estoy, tampoco puedo comenzar desde el principio de mis tiempos, ya que llevaría mucho tiempo y hay cosas insignificantes, como cuando era bebé y él se desvelaba cantándome canciones de cuna.

Hay una historia que contar y amores por los que llorar, y lo más recomendable es que empiece desde el punto de partida de lo interesante, lo más recomendable es que cuente desde el inicio de todo esto.

Yo soy Marshall y esta es mi historia.

Conoce que el amor enfermo, es el más sano que he vivido y que el verdadero amor no siempre es el primero que encontramos.

Me iré al infierno y sé que en esta vida pequé,pero en la otra me redimiré, porque al final, mis pecados fueron cobrados y concreces... 

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