13| EL FRUTO PROHIBIDO

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MARSHALL

Sí, en definitiva, Jared estaba en problemas, muchos problemas, más cuando papá se enterará.

En cuanto bajamos del jet, había un clima caluroso, el aire se sentía caliente, y los rayos del sol nos golpeaban directamente, parecía que nos pusimos de acuerdo, ya que todos teníamos lentes de sol, pero dejando todo eso de lado, tenía una sensación, no como las de que te va a pasar algo, si no como de las que buscas algo... o a alguien...

Solté un suspiro y me enfoqué en lo que pasaba a mi alrededor.

Papá habló con un trabajador del aeropuerto y rento un auto, igual que la tía Edith y el señor elegante, simplemente pudimos rentar una camioneta para todos, pero conociendo a la tía Edith, ocuparía a todos de chofer en todo el día.

—Bien, Marshall, Jared, suban al auto— habló papá.

—Eh...— Jared dudo un poco, así que decidí ayudarlo, solo por esta última vez, ya tenía suficiente con la ayuda de esta mañana, por culpa del maldito pelirrojo había sufrido grandes palabras de perversión por parte de Alec.

—Alec— llame su atención. Me acerqué lentamente y lo mire a los ojos, aunque creo que me puse completamente rojo. —Tenemos que hacer algo ¿Recuerdas? —en seguida su semblante cambio y marcó una sonrisa de lado.

—¡Oh! Cierto, tenemos que ir a una tienda— tomó la maleta que tenía en la mano y me guio al Maserati, la verdad no era muy de mi agrado, pero a papá le enloquecían los autos de lujo. —¿Catriel, podrías llevar a Jared al hotel? Los veremos más tarde o tal vez mañana, tenemos muchos asuntos pendientes que hacer con Marshall— Catriel asintió y con una gran sonrisa le abrió la puerta del BMW negro al pelirrojo.

—Nos vemos mañana Edith— nos despedimos de los gemelos y la tía Edith, seguidamente nos adentramos en la carretera y en silencio, aunque Alec iba con una gran sonrisa en el rostro, yo iba que moría de los nervios...

(...)

—Quisiera despedir a la inepta de mi secretaria, no hace más que coquetear y empeorarme el trabajo, necesito que Helen termine su incapacidad rápido— Papá iba atento a su celular hablando sobre cosas de la oficina, salimos de la habitación, pero en ese instante salió Jared y el hombre elegante y todavía el imbécil se quedaba estático ¿¡No podían volver a la habitación!?

—Alec— lo jalé inmediatamente a la habitación y para que no preguntará el porqué, lo comencé a besar como si no hubiera un mañana, luego de un tiempo ambos respirábamos con dificultad.

—No sabes las cosas que muero por hacerte, créeme nene, en las vacaciones no te salvas, realmente ahora me has puesto— acto seguido me apretó a su cuerpo y sentí su... erección en mi abdomen... Mi rostro se pintó completamente de rojo, pero no hubo tiempo para pensarlo, ya que nuevamente atacó mis labios.

(...)

Y ahora aquí estaba, de camino a no sé dónde mierdas.

—¿A dónde vamos? —Pregunté mientras colocaba música en el auto.

—Ya te dije, a una tienda— me sonrió con picardía. Algo me decía que no era una tienda común.

Después de minutos de camino bajamos ambos del auto y nos dirigimos al centro comercial. Caminamos por varios pasillos y debía de admitir que no me gustaba para nada que las mujeres se le quedarán viendo a Alec. Para nada.

—Toma— me entregó una tarjeta negra —Ve y cómprate algo para ti justo en esa tienda, regreso en diez minutos por ti— me sonrió de lado y me dejó ahí. Frente a la maldita tienda.

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