39| JUDITH

875 105 3
                                    


LANCE

El nombre de Marshall apareció en mi celular indicando que tenía una llamada suya. Sonreí y me acomodé mejor en la cama del hotel en el que me estaba hospedando por solo unas horas. Había una tormenta de mierda que no podía dejarnos continuar con el vuelo.

—Hola bebé— sonreí al contestarle.

—Bebé tu abuela, ¿Cómo es eso de que tienes una escala improvista? —comenzó con la plática.

Ah, cuanto lo extrañaba.

Después de casi media hora hablando y que me contara hasta la broma de las estúpidas niñas a mi hija, además de que iba camino a la empresa, terminamos con la llamada, me dormí unas horas hasta que fui interrumpido por el teléfono de servicio, mi vuelo ya iba a salir nuevamente.

Horas más tarde en un avión, ya había llegado a Rusia. Al bajar recién estaba amaneciendo, por lo que simplemente me dirigí al hotel a dejar mi maleta y me encaminé al restaurante.

Buen día señor, ¿Tiene reservación? —Preguntó el camarero.

—Sí, a nombre de Chanel— el camarero me guío hasta una mesa en lo más alejado.

—Creí que no ibas a llegar imbécil— la sonrisa de la mujer frente a mis ojos, me hizo enarcar la ceja.

—Ya sabes, de vez en cuando tengo que visitar a la estúpida conocida— rodó los ojos y después de ordenar comenzamos a hablar.

—Bueno, dejando de lado todo, ¿Qué es lo que quieres Lance? ¿Por qué me buscaste? O mejor dicho ¿Por qué contrataste mis servicios? Que yo sepa tienes muchos guardaespaldas —

—¿Por qué crees que contrataría a tus guardaespaldas? Son los mejores, no hay más respuestas —sonreí mientras tomé de mi copa de agua.

—Estas en el lugar correcto entonces, aunque por un momento pensé que solo me buscarías para pagarte el favor que te debo hace años, ahora dime Lance, ¿Por qué necesitas a mis guardaespaldas? —enarcó una ceja.

—Eres una estúpida listilla— sonreí. —Antes que nada, necesito contarte para que puedas hacer tu trabajo— frunció el ceño y asintió.

—Era un cuatro de noviembre, aún lo recuerdo cuando la conocí.

Su nombre era Judith, tenía esas suaves facciones que te hacían pensar que era una chica que, si no la trataba con mucha calma, se rompían. Mientras yo corría por el parque como mi rutina de ejercicio, ella estaba llorando en una banca.

—¿Qué te pasa? —le pregunté mientras me acercaba a ella.

—Nada— se limpió rápidamente las lágrimas. Pero por más que quiso contenerse, no pudo y término rompiendo en llanto nuevamente. —Ella siempre me tiene que quitar lo que es mío, no la soporto, desde que murió mamá trato de ayudarla, pero no puedo, simplemente ya no puedo más, mi hermano trata de defenderme, pero ella lo engaña, es una arpía manipuladora ... — no entendía nada, así que sólo me dediqué a acompañarla.

No sabía a qué se refería hasta que me lo explico mejor.

Judith tenía una hermana gemela, ella lloraba porque encontró a su novio y a su hermana en su cama. Su hermana siempre le quitaba las cosas que eran de ella, no sabía porque le tenía tanta envidia.

Después de ese día, nos seguimos viendo mucho más, hasta que un día me pidió ayuda, a tratar de conseguir un trabajo porque quería mudarse de su casa, en ese tiempo yo aún no tenía tanta jurisdicción en la empresa familiar, así que le dije a mi mejor amigo que la ayudará él tenía una mejor empresa familiar y ya había tomado el cargo.

SINNERS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora