26| ¿¡ESTO YA CONTABA COMO INFIDELIDAD!?

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26| ¿¡ESTO YA CONTABA COMO INFIDELIDAD!? 


MARSHALL

—¿¡Quién fue!? — escuché el grito de Alec, creía que los chicos solo estaban reteniéndolo en la sala de espera de emergencias para que no entrara como loco en donde me estaban colocando una férula en la mano derecha.

—Señor, no puede pasar—escuché la voz de una enfermera.

—¿Cómo te sientes? — me preguntó el enfermero, el cual tenía una sonrisa y se veía algo joven, solo rogaba, que no fuera otro pervertido.

—Bien— hablé tímidamente.

—Eso es algo bueno, creo que el hombre que está afuera con tus guardaespaldas viene por ti, haré que lo pasen, solo procura que no arme un escandaló, solo son cortinas que los separan y hay algunos pacientes que están durmiendo— me sonrió y salió por la puerta de emergencias.

Segundos después entró un agitado y con el traje más que arrugado, Alec.

—Marshall, o nene— suspiró cuando estaba frente a mí y me abrazo, respiré su fragancia y su jabón de baño, era tan genial tenerlo a mí lado.

—¿Eres mi Alec? —susurré para que solo ambos escucháramos, aún estaba consciente de que estábamos solo separados por unas cortinas.

Papá solo me miro con cara interrogante.

—Tú nunca andas con el traje arrugado— aclaré.

—Las circunstancias— me volvió a pegar a su pecho y soltó un suspiro.

Besó mi cabeza cuando lo tan temido llego. —¿Quién fue? — mi cuerpo se tensó y quise por todos los cielos que la tierra me tragara.

—¿Cómo esta Charles? —¿Se notaba tanto que no quería que armara un escándalo ahora?

—Marshall— su voz era de advertencia. Su maldita y sensual voz era de advertencia.

—Solo contesta Alec— soltó un suspiro.

—Aún no despierta del coma inducido, los doctores lo sacaran del coma en unas horas, o hasta que su organismo este casi limpio de esas mierdas— asentí lentamente procesándolo. —¿Quién fue? —volvió a preguntar.

—Lo importante es que estoy bien— hable lentamente.

—Marshall, tienes una maldita férula en la mano y tienes tres dedos inmovilizados, solo dime cuál maldito profesor fue para que primero le rompa su cara y luego lo mande a la cárcel por su maldita y miserable vida, nadie te toca, nadie te lastima, no mientras me tengas a mí, ni siquiera los malditos guardaespaldas sirvieron, ¿acaso tengo que aumentar la seguridad? —eso era justo lo que quería evitar.

—Alec, hablaremos más tarde de esto, Donovan y Derek no tienen la culpa, solo cálmate, recuerda que estamos en un hospital—

—Lo primero que digo chico— se escuchó la voz del enfermero, el cual venia con la doctora a cargo y otra enfermera atrás de ellos.

—Lo siento— me encogí de hombros, pero Alec... Maldita sea Alec.

—A mí nadie me calla, por eso estoy pagando una maldita suma importante por los servicios bien, no era para que tuvieran a Marshall en emergencias, debería de estar en una habitación privada— Jodido Alec.

—Señor...— dudo la doctora en su apellido, que a pesar de que se veía con un carácter de los mil demonios, babeaba por papá.

—Abney— Y entonces palideció la vieja y a la vez que sus ojos brillaron.

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