17| PEQUEÑA CEREZA

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JARED

En cuanto llegué a la cabaña de mi abuelo, me despedí de los del círculo y se fueron de nuevo en el helicóptero, luego de unos segundos ingresé a la sola y fría cabaña y sin ningún ánimo de por medio.

Estar aquí nuevamente, me hacía recordar los años anteriores, la infancia que tuve, las alegrías y malditas tristezas que pasé.

Me dejé caer en el sofá de la sala y cerré mis ojos, era de día, pero no había cerrado dormido nada durante toda la noche, por lo que me dediqué a dormir, o al menos eso pensé, ya que los recuerdos invadieron mi mente y los problemas por igual. ¿Qué había hecho para merecer esto? ¿Nacer?

Jodida mierda.

Años atrás

—Mamá, ¿Puedo ir con ustedes? — susurró él pequeño pelirrojo mientras abrazaba un oso de peluche con toda su fuerza.

—Ya te dije que no, maldita sea, ¿Acaso no entiendes el idioma o que te pasa? —contestó muy enojada la mujer, mientras se colocaba un pintalabios tan rojo, haciendo contraste con el cabello tan negro como la noche.

—¿Cariño? ¿Has visto mi celular? —una voz masculina inundó la habitación.

—No amor— respondió de manera alegre la mujer.

—Papá ¿Puedo ir con ustedes? —volvió a susurrar el pequeño Jared.

—No cariño, es un viaje de dos días y mañana tienes clase de violín con la señora Both— habló el hombre tan parecido al pequeño Jared.

—¿Porqué no solo va mamá? Es su mamá la que se casa— Jared hizo un puchero y apretó contra su pecho al oso.

—No lo digas de esa forma, es tu abuela y si no va mami sola es porque voy yo para cuidarla— El hombre se arrodilló y beso en la mejilla a su hijo —Prometo que cuando regresemos iremos a ver la exposición de física cuántica que tanto me has pedido— le besó la mejilla nuevamente y lo cargo.

—Cariño, encontré tu celular— La mujer se dio la vuelta de donde se encontraba y le tendió el celular a su esposo. —Deja al niño y ve a realizar tu llamada— el hombre soltó un suspiro y bajo al pelirrojo.

—No te le pegues tanto a tu padre, es irrespetuoso, entiende Jared— susurró la mujer una vez que su esposo salió de la habitación.

—¿Porqué? Es mi papá y lo quiero, mucho más que a usted, él no me golpea y no me obliga a callarme, no me obliga a guardar secretos ni a amenazarme porque la veo besándose con alguien más, papá me quiere y usted no—

—No me hables así estúpido, soy tu madre, y yo sé que tu padre no te quiere, a él no le gustan los niños estúpidos que cuando sufre una pequeña riña se pone a llorar, ni le gustan los niños que se la pasan con un estúpido osos de peluche a la edad de siete años— Jared no dijo nada más, solo salió corriendo de la habitación de sus padres para adentrarse en la suya.

No quería que su padre lo viera llorar, pero su padre si lo vio, y no solo eso, escucho lo que su esposa le había dicho a su pequeño pelirrojo.

Trató de calmarse, porque este no era ni el momento, ni el lugar, él no quería que Jared los escuchara.

Los días pasaron y cuando a la mujer le llegó la demanda de divorcio, explotó.

—¿Se puede saber que rayos es esto? —El gritó resonó por toda la oficina.

—Aprende a tocar las puertas y no entrar sin permiso Shannon— el padre de Jared seguía como sin nada, tecleando en su computador.

—Me importa una mierda las malditas puertas, ¿Dime que rayos significa esto Grey? —

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