~48~ Lencería

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⚠️: Escenas sexuales

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 Cuatro días.

Ese es el tiempo desde que te secuestraron y encerraron. Cada segundo que pasaba de cada día durante esos momentos, sentías que te volvías loco. Estás siendo torturada de la peor manera posible. Y no, no del tipo físico sino del tipo mental.

Dejaste escapar un suspiro de alivio cuando el baño quedó en silencio. Este momento del día en que te estás bañando es el único momento en el que puedes estar tranquila. Tu salud está mejorando lentamente, pero tu pie y espalda aún se están recuperando.El agua tibia se llena hasta tu cuello mientras sumerges tu cuerpo mientras tratas de relajarte. El agua con olor a rosas de alguna manera aclaró y tranquilizó tu mente, pero no duró mucho cuando escuchaste una serie de golpes en la puerta.Tus cejas se juntan con molestia cuando abres los ojos.

-¿Conejita? ¿Ya terminaste? ¡Quiero mostrarte algo!- la irritación floreció dentro de ti cuando escuchaste el ridículo apodo de la boca de Sanzu.

"Creo que hubiera sido mejor que me ahogara y muriera, al menos tendré paz."

-Conejita~.- Sanzu tararea mientras sigue golpeando la puerta.

-¡Agh!- sumergiste la cabeza bajo el agua para no escuchar su voz.

Esperaste unos segundos hasta quedarte sin aire antes de salir fuera del agua. Los constantes golpes y cantos de Sanzu no cesaban y sabes que no lo harán. Al menos no hasta que hagas lo que quería.

Sales enfadada de la bañera y coges una bata; te la envuelves en el cuerpo antes de envolver una toalla para el pelo. Te diriges a la puerta mientras te atas y aseguras el albornoz en tu cuerpo, asegurándote de que no se caiga ni muestre nada de piel.

-¿Qué?- preguntaste nada más abrir la puerta. El puño de Sanzu queda suspendido en el aire como si hubieras interrumpido su serie de golpes.

Sonríe ampliamente y baja la mano antes de apoyarse en el marco de la puerta. Sus ojos están radiantes mientras recorre tu cara hasta llegar a tu cuerpo. Se lleva las manos al pecho para cruzarlo aunque sabe que él no verá ninguna piel. Pero parece que eso no fue suficiente porque la lujuria ya nubló sus ojos.

Una cosa que has notado de Sanzu durante tus días de infierno aquí es que tiende a excitarse con cualquier cosa. Y quieres decir CUALQUIER cosa.

Hubo un momento, hace tres días, en el que estabas comiendo un yogur que te dio Kakucho, comiste igual que los demás, pero parece que eso no era lo que Sanzu tenía en mente. Estaba sentado en el sofá mirándote comer cuando notaste que tenía una sonrisa juguetona antes de lamerse los labios. Y la creciente erección en sus pantalones tampoco pasó desapercibida para tus ojos, ya que es enorme.

Ni siquiera pudiste terminar tu comida por ello. Sin embargo, Sanzu hizo el trabajo con sus propias manos. Literalmente. Se dirigió a tu baño y se dio placer a sí mismo. ¿Cómo lo supiste? Bueno, estoy segura de que la mancha blanca en la pared de azulejos es prueba suficiente de su asquerosidad.

Y no es sólo él. Son todos ellos. Tienen su propia manera de irritarte.

Como Ran y Rindou el otro día. No te dejan en paz y siempre están a tu lado; hacen todo contigo. Desde comer hasta dormir contigo. Contaban historias que a ti no te importaban una mierda ya que se trataba de sus asuntos criminales.

A Koko, en cambio, parece que le encanta colmarte de regalos materiales. Aunque no necesites nada de eso.

Te ha traído maquillaje, cuidados para la piel y otras cosas que necesitas. Hay ropa, desde la de exterior, la informal, la de casa, la de fiesta y, por supuesto, la de dormir, que incluye la lencería. Aunque Kakucho parece ser la única persona normal en esta casa, tiende a ser pegajoso contigo. Cuando los demás no se acostaban contigo, él lo hacía, te da de comer cuando te trae la comida y siempre te hace preguntas sobre tu salud.

Sugar Rush || Bonten x lectora (Yandere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora