Capítulo 28: Una noche en el tren

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Era Taisho.

Ya estoy en el tren. Cómo compré demasiados obentos, empecé a comer en uno de los tantos asientos en el tren.

Vez que la hoja está vacía y se salta a la siguiente.

Mmm, al parecer no escribió nada más después de eso... ¿No será cuándo dijo Aiko-san dijo que Azumi llegó?

Eso creo, Flamita.

Te sonrojas y antes de que dijeran algo más, cambias de página y ves que hay más cosas escritas.

Ejem... Era Taisho.

Ya han pasado 2 semanas desde que finalizamos la misión del tren.

Retomando desde la última entrada, Azumi llegó con el joven Kamado, el joven Hinohashibira y el Joven de amarillo.

Mientras hablábamos sobre katanas de color negro, comida y aprendices, el hombre que revisaba si el boleto que tenías consigo era el correcto o si no te habías subido sin pagar el boleto, comenzó a hacer su labor.

Pero... Casi de inmediato sentí mucho sueño y comencé a quedarme dormido junto al joven Kamado.

Fue extraño... Estaba en casa, cómo siempre. Azumi al principio no estaba. Pero veía a mi hermano entrenando como siempre y platicaba con él. Un sentimiento de vacío estaba presente en mí, pero cuando ví sus ojos grises a un lado mío, la tranquilidad llegó a mí y la plática con ambos era amena, divertida... Pero escuché una voz... Alguien me llamaba e inmediatamente sentí como mi cuerpo se defendía de algo.

Desperté y estaba confundido, ¿Por qué tomé a esa joven por el cuello? ¿Qué daño me había hecho para reaccionar de esa manera?

Azumi me suplicaba que la soltara, a lo que accedí y unos jovencitos junto con la joven que sostuve, nos explicaron que un demonio los había hecho actuar de esa manera para soñar con un mundo feliz.

El hombre de los boletos lloraba desconsolado... Azumi... Jamás olvidaré lo que le dijo...

Tranquilo... Sé lo que siente... También he perdido a gente que he querido desde hace mucho... Quizás y no los vea, pero están en su mente, una persona muere de verdad cuando la olvidan...

Eso en cierto modo me recordó a mamá, está siempre presente...

Del diario caía una foto, al girarla se podía leer: Rengoku Ruka, fiel y amada esposa

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Del diario caía una foto, al girarla se podía leer: Rengoku Ruka, fiel y amada esposa. La luz de mis ojos.

Shinjirō

Eso en cierto modo los ponía tristes. Por la abuelita de Kyōjurō sabían que su madre había fallecido cuando ambos eran pequeños, algo que también había pasado en ésta era con la familia. Era como si el ciclo se repitiera.

En Mi Otra Vida(Kyojuro X Lectora) 1ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora