Capítulo 40: Perdóname...

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Despertaste en la madrugada y te estiraste cambiando de lado, cuando vez a Kyōjurō dormido detrás de ti, lo miras con cariño, te pegas a él y lo abrazas para dormirte de nuevo.

Hey... ¿Estás bien?

Escuchaste cerca de tu oído y sonreíste.

Si... Estoy bien, solo quería abrazarte, es todo...

Mmm sientes como se acomoda quedando boca arriba, extiende sus brazos a dónde estas y tú gustosamente te recuestas poniendo tu cabeza en su pecho. Comienza a acariciar tu cabeza y se quedan dormidos de nuevo.

En tus sueños, ves a un pequeño juntando flores debajo de un árbol en medio del bosque, ves tus manos y son pequeñas, pero tenías una canasta con flores y otras cosas.

¡Azumi-chan! ¡Mira! Corres a dónde estaba el pequeño con una gran sonrisa en el rostro.

¿Qué pasa, Kyo?

¿Crees que ésta flor le guste a mamá?

Yo digo que si, es muy bonita. Pero, ¿No crees que le gustaría más un girasol o algo así? Siempre dice que su color amarillo le encanta.

Pero... No hay girasoles cerca, ¿o si?

La otra vez, escuché que unos niños decían que habían visto un campo no muy lejos de aquí, llevamos nuestros dulces y la mesada que nos da Shinjirō-sensei y pedimos unas flores a cambio. ¿Te parece?

El pequeño asiente, toma tu mano y corren juntos a casa.

Al entrar, estaba la señora Ruka cocinando con Senjurō siendo un bebé en su espalda.

Mamá, mamá. Dijo Kyōjurō y tú dejaste la canasta en la mesa.

Dime, mi niño. La mujer era alta y con complexión delgada, su cabello estaba a un lado de su hombro derecho y sus ojos eran de un tono rojizo. Su sonrisa era cálida y sus ojos veían a Kyōjurō con tanta ternura, que hasta sentías nostalgia por la mirada de tu padre.

¿Podemos ir al pueblo Azumi y yo? Es que queremos más dulces y papá no llega aún.

¿Por qué no lo esperan? La última vez que vino su cuervo, dijo que venía con alguien... No me dijo nada más.

Pero mamá, por favor, ¿Si? El pequeño juntaba sus manos rogando con esos grandes ojos que distinguían a la familia y Ruka te mira sonriendo.

Azu-chan... ¿Que dices? ¿Quieren ir por dulces?

Dejaste una manzana que estaba sobre la mesa riendo y corres a un lado de Kyōjurō.

¡Si! Le prometo que lo voy a cuidar juntaste tus manos a la altura de tus hombros y ella comenzó a reír levemente.

Está bien, no tarden mucho y no quiero que se vayan más allá de las glicinias, ¿De acuerdo?

¡Si! Gritaron ambos, Kyōjurō le dió un beso a su madre en la mejilla y acarició la mejilla de su hermanito. Cuídala, Senjurō.

El pequeño sonríe estando dormido y todos no evitaron soltar una pequeña risita, Ruka te besa la frente y llevas tus manos a tu frente y te sonrojas.

Ruka sonríe y toma las mejillas de ambos. No tarden, Shinjirō no vaya a preocuparse si no los ve aquí.

No mamá, iremos rápido, ¿Verdad?

Más que un rayo o Shinjirō-sama para abrazar a Ruka-sama.
Reíste y la mujer te mira riendo.

Vayan. Aquí los esperamos.

En Mi Otra Vida(Kyojuro X Lectora) 1ª ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora