―¿Cómo te llamas? ―me pregunta, cuando abro su piel con cuidado para ver la no-bala.
―Leslie ―respondo, nerviosa. Apenas recuerdo mi nombre.
―Yo soy Dylan ―se presenta con calma y acto seguido suelta un quejido.
He metido las pinzas en su herida abierta, porque he visto algo brillante dentro. No habla más. Aprieta los labios y los dientes y se queja, apoyando la cabeza en el respaldo de la silla. Se ha quedado pálido y sale más sangre, así que me concentro para hacerlo rápido. Me cuesta tres intentos agarrar la cosita metálica. No es muy grande y me doy sombra con la mano. La luz de la mesa es insuficiente para ver bien. Aun así, me hago con el premio. Y tiro para llevarlo conmigo. Vuelve a quejarse y lamento de verdad hacerle daño. Suelta una maldición entre dientes cuando consigo sacar la pieza.
La dejo caer en una bandejita metálica y la miro alucinando. No soy experta, pero, joder, juraría que de verdad es un pedazo de bala. Parece un lateral de esta, que se ha aplastado por el impacto, pero... Es una maldita bala, seguro.
―No... ―Agito la cabeza.
¿Qué está pasando en la ciudad? De pronto suena la alarma, los militares nos persiguen (quizá Barnett no estaba de broma) y hay gente a la que están disparando. Me cuesta pensar en Dylan como en el enemigo, quizá porque los militares nos estaban persiguiendo un momento antes también a nosotros, que no hemos hecho nada malo...
―¿Te estás mareando, Leslie? ―me pregunta con tono preocupado.
―Te han disparado.
―Te lo he dicho.
―Joder, maldita sea, coño. ―No atino a decir nada más.
Quizá Bradley hubiera sabido qué decirle, como el precio de la bala. Yo solo quiero maldecir. Y eso le hace reír un poco, aunque muy bajito.
―Yo me coseré, gracias por sacarme la bala...
―Estate quieto, que te vas a desangrar ―le regaño, pero consigo ponerme en marcha de nuevo.
Saco el material para suturas y vuelvo a desinfectarle la herida antes de darle los puntos. Estoy en modo automático, le digo que la bala no ha tocado nada grave, aunque espero que sea verdad, ¿cómo voy a saberlo yo? Parece vivo aún. Solo quiero coserle. No, solo quiero estar en mi cama y llorar el resto de la noche. Pero me limito a darle una charla sobre lo bien que se va a recuperar y le curo la herida con pulso casi firme.
―¿Qué hacías fuera con la alerta roja? ―insiste.
―Estaba con mis amigos... Viendo una estúpida película. ―Sorbo por la nariz, pero mantengo las lágrimas a raya.
―¿Y estaba bien? ―Su tono me parece entre curioso y burlón y se me escapa una risilla sin energía.
―No, ha sido malísima. El novio de mi amiga Ginna nos ha dicho que los militares estaban buscándonos y hemos salido corriendo... Me he separado de Trevor, yo... Le han visto por mi culpa. ―Cojo aire un par de veces más―. ¿Y si le disparan?
―No lo harán. Si le pillan le detendrán hasta mañana, para asegurarse de que no es una de las ratas...
―No tiene gracia ―aseguro.
―Un poco sí. Menudo día para la noche de cine. ―Esta vez se burla―. ¿Qué han dicho en las noticias que ha pasado, Leslie?
―Un fallo en el sistema de refrigeración ―explico―. ¿Qué ha pasado de verdad?
―Una fuga en masa de presos.
―Eso es absurdo. No detienen a nadie en el laboratorio ―le llevo la contraria, mientras le doy el último punto.
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La Contención - *COMPLETA* ☑️
Science FictionLeslie vive en la Contención «la ciudad donde nunca pasa nada» hasta que suena una alarma y todo cambia. *** La Contención es una ciudad octogonal separada en fracciones. Cada una de estar fracciones contiene una parte fundamental de la ciudad (vivi...