Capítulo 12

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No puedo dormir. Solo miro el armario, llevo horas haciendo eso mismo. En realidad, no lo veo, porque la habitación está completamente a oscuras. Antes, cuando el mundo real era, bueno, real, la luz de una farola entraba directamente a la habitación. Ahora las farolas están apagadas, todas ellas. La única luz proviene de la cúpula, y solo la encienden durante el día, para generar ciclos día-noche, porque esta no deja pasar la luz natural. Y ni siquiera es parecido al sol de verdad, solo es... un mal sucedáneo.

Así que, durante la noche, únicamente hay luz si pasa algún camión o patrulla, por lo que lo normal es estar sumido en esta oscuridad perpetua. También cortan la luz de las casas, aunque esta, por lo general, solo funciona un par de horas al día, coincidiendo con las retrasmisiones de la presidenta.

En cualquier caso, aquí estoy, tendida en mi cama, con el chándal puesto y la vista fija en el armario que no veo. Me parece que la pistola palpita, como El corazón delator de Poe. En cualquier momento, uno de los militares que patrulla la ciudad la oirá, seguro. No puedo dejar de preguntarme qué pretendía Dylan al enviarme algo así. He leído su carta tantas veces que está arrugada y hasta desgastada, pero no lo entiendo.

También me he planteado contárselo a mis amigos, pero me da miedo que lean nuestras conversaciones por la con-net, como Keanu nos ha recordado mil veces en el tiempo que llevamos encerrados, así que no me he atrevido a decir nada. Pero me quema. Saber que está ahí y no entender por qué me la ha mandado...

Un grito agudo y desgarrador me hace levantarme de golpe, como un resorte. Es increíble lo rápido que puedes moverte cuando tu cuerpo empieza a liberar adrenalina. Aunque parezca una locura, es una sensación que empiezo a reconocer. Salgo corriendo en busca de mi madre, creo que ha gritado ella.

―¡George! ―grita de nuevo, antes de romper a llorar escandalosamente.

Me quedo parada un segundo, por la sorpresa, cuando la veo. Tiene medio cuerpo por fuera de la ventana de su habitación y, al parecer, llama a mi padre. ¿Qué le pasa?

Mi madre no está muy bien desde que se llevaron a Bradley, parece... inestable. Sí, esa es la palabra. Ya cuando nos encerraron, a los pocos días tuvo una especie de ataque de pánico, y cuando se llevaron a mi padre pensé que le daría algo. Sin embargo, tras la marcha de Bradley ha perdido la tuerca que le quedaba, por horrible que suene que yo diga algo así de mi madre.

Hace cosas rarísimas. A veces se despierta gritando, o llorando sin motivo aparente. Otras se queda durante horas en la misma postura, le da igual sentada o de pie, pero es como si estuviera sonámbula. Solo mira el mismo punto y llora sin hacer ruido, aunque las lágrimas no dejan de caerle. Un par de veces se ha dado un atracón de latas, dejándonos sin comida un par de días... En fin, que no está bien. No responde o responde demasiado, no lo sé. Necesita ayuda, pero no sé a quién pedírsela.

Sin embargo, lo de la ventana es nuevo. A veces mira fuera durante horas y critica a los militares o la ciudad por lo bajini (no suelo escucharla mucho), pero jamás había gritado así. Y solo puedo mirarla, hasta que vuelve a soltar otro grito de pura desesperación.

Consigo reaccionar entonces y corro hasta ella. Tengo que tirar de su cadera con todas mis fuerzas para que vuelva dentro. Me caigo de culo cuando logro hacerla entrar y ella cae sobre mí. Me golpeo contra el borde de la mesilla en el bíceps y suelto un quejido. Mi madre se me escapa y vuelve a correr hacia la ventana.

―¡George! ―grita de nuevo.

Me duele horriblemente el brazo, pero me levanto como puedo y la empujo para poder ver qué pasa. ¿Y si mi padre está fuera de verdad? Es una tontería, claro, porque habría entrado, pero algo tiene que estar viendo ella.

La Contención - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora