Capítulo 23

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Algo no va bien.

La sensación pesada y húmeda se pega a mi piel. No necesito saber qué es, para saber que no va bien. Es absurdo, pero lo noto. Quizá porque Dylan se ha ido hace demasiado tiempo. O porque todo sigue demasiado silencioso. Y el silencio en este lugar da más miedo que los gritos y los disparos, aunque eso no tenga sentido.

Y no lo aguanto más.

Estoy fuera del estúpido campo de atletismo. El lugar que ha visto mis mejores momentos, los más felices. Cuando corría por las pistas rojas era en el único momento en el que sentía que pertenecía a esta ciudad. Correr me ha hecho más feliz que nada en la vida. Y pensé que alguna vez quizá pudiera hacerlo fuera, en unas pistas de verdad. Ya no lo creo. Pero en estos dos días medianamente tranquilos he llegado a otra conclusión: tampoco quiero morir dentro de la ciudad. No quiero acabar como Maddison, en una alcantarilla. Si tengo que morir, al menos lo haré escapando de estos estúpidos muros y lo haré fuera de ellos. Cueste lo que cueste.

Y algo no va bien.

Aún no sé lo que siento por Dylan. El día que le conocí me amenazó con matarme y he visto cómo mataba a Maddison sin dudar. ¿Debería huir lejos de él? Seguro que sí. Sin embargo, cruzo las gradas en su dirección. O en la dirección que él ha ido.

Uno de los tipos ensangrentados que ha llegado esta mañana al refugio le ha dicho que aquí, en el estadio de atletismo, había militares. Y, con ellos, cabía la posibilidad de que estuviera Alix. Llevan buscándola un mes por la fracción de viviendas sin éxito, así que no es tan raro que pueda estar aquí.

Dylan, Jordan, Zero y yo hemos venido a comprobarlo, sin decirle nada a nadie. Dylan se ha limitado a decir que íbamos a patrullar. Al parecer no quiere que Jota haga una locura. Una como la que estamos haciendo nosotros.

Tras vigilar todo el día la entrada y salida de militares hemos decidido colarnos por la noche, tras ver salir a patrullar al menos a un centenar de ellos. La puerta delantera y la trasera están fuertemente vigiladas, pero resulta que yo sé cosas de mi lugar favorito de la Contención.

En realidad, ni siquiera lo averigüé yo, pero no es algo que voy a compartir con ellos porque he quedado muy bien dándomelas de lista, siendo útil. Bradley solía escaquearse de sus propias pruebas de atletismo, así que una vez le seguí para ver qué hacía, preocupada por él. Y descubrí que se escaqueaba por una puertecita lateral minúscula, a través de un armario de mantenimiento, y que parecía más algún tipo de respirador que una salida de verdad, para irse a las recreativas cuando debía estar corriendo.

Así que hemos usado ese camino para entrar. Zero es demasiado enorme para colarse por ahí sin hacer ruido, así que él y Jordan vigilan el exterior. Dylan y yo hemos entrado. El camino bajo las gradas estaba despejado y cuando hemos asomado la cabeza entre estas para ver el exterior, hemos flipado. Las pistas al completo están llenas de tiendas de campaña de todos los tamaños.

Es imposible que en la Contención haya tantos militares. Incluso aunque todos estuvieran aquí, y eso no es verdad, porque sabemos que en la fracción de viviendas también hay un buen montón.

―Es el puto ejército ―me ha susurrado Dylan al verlos.

Y lo entiendo sin más aclaración: esta gente viene de fuera de la ciudad. La pregunta es ¿para qué? ¿Para salvarnos o para masacrarnos?

No hemos tenido que hablarlo para saber que ninguno de nosotros se fía de ellos. Por lo que respecta a nosotros, son el enemigo. Y así vamos a tratarlos. Dylan, sin embargo, me ha pedido que espere. Está claro que con esa inmensa cantidad de tiendas de campaña hay suficientes soldados para que esto siga lleno y es verdad que él se moverá más rápido para buscar a Alix. El sitio está muy oscuro como para que podamos distinguir algo desde aquí más que tiendas de campaña. Así que le he dejado ir solo, porque es más habilidoso en estas tareas.

La Contención - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora