La Contención - *COMPLETA* ☑️

Capítulo 34

Por suerte Keanu no puede controlar a los zombis como hacía Trevor. Porque, aunque eso hubiera simplificado nuestra vida, es jodidamente aterrador. Bradley me ha explicado de camino a la muralla que hay diferentes niveles entre... ellos (que mi hermano forme parte de «ellos» también es jodidamente aterrador). Al parecer, el original puede controlar a zombis y a los seres sin ojos, que ellos también llaman marcadores, y, en menor medida, no están seguros si controla o solo se comunica con... sus hijos. Con Bradley ni lo uno ni lo otro, aunque al parecer ha mandado un montón de marcadores en su búsqueda desde que mi hermano escapó del laboratorio.

Y de ahí, el control es hacia abajo: sus hijos controlan a zombis y marcadores y los marcadores a los zombis. Pero el proceso en Keanu no está completo y no puede controlar a nadie, como le pasa al padre de Olivia, al parecer. Este se comunica con marcadores y zombis, pero no puede controlarlos. Sin embargo, según Keanu, son muchos los disidentes que le apoyan. Supongo que al final es como si también hubiera dos tipos de marcadores: los que están bajo el dominio del cerebro único y los que pueden pensar por sí mismos.

En cualquier caso, Keanu no los controla, pero sí que puede ver a través de sus ojos y saber dónde están. Es una locura. No puedo ni imaginarme cómo procesa tanta información.

Tampoco quiero saberlo. Mi pobre y humano cerebro no puede más. Encima, no dejo de pensar en que, si mi madre no mentía con que Bradley es un niño probeta, debía decir la verdad también cuando me dijo que no podía tener hijos y... ¿de dónde he salido yo? Supongo que da igual. Es imposible que lo averigüe. Mis padres están muertos, así que no quedará nadie que sepa la verdad. Y tampoco importa. No sé si Brad ha pensado en las implicaciones de que no seamos hijos del mismo padre, pero él es mi hermano y me da igual mi origen y todo lo demás.

Keanu nos abre la puerta de la muralla sin dudar siquiera. Por lo que ha dicho, él ha estado moviéndose por aquí dentro sin problema. Aunque la idea me asusta, porque la última vez que entré, perdimos a Andrew. Recuerdo al niñito con el que crecí un segundo en la oscuridad del pasadizo. Me pregunto si incluso con esa inyección habría tenido opciones. Si hubiera podido aguantar, como Keanu. A Trevor no parecía hacerle ninguna gracia la idea de que se transformase, aunque, ahora que lo pienso, él sabía que estábamos ahí dentro. Quizá incluso mandó a los zombis...

Me paro en seco y Bradley está a punto de chocarse conmigo. Porque la idea de que Trevor quería que esa inyección acabase en mí me hace estremecer y me cuelgo un momento. La idea es tan horrible y aterradora... ¡¿Trataba de matarme incluso antes de verme?! O de que yo le viera, más bien. Él debía saber dónde estábamos desde el principio.

―¿Qué pasa, Leslie? ―pregunta Bradley preocupado.

Niego con la cabeza. Ni sé cómo exponer todo lo que me pasa. Solo sé que necesito que nos pongamos en marcha cuanto antes. Necesito comprobar que Dylan está bien. Que Trevor no acertó con su disparo como pensaba. Y para llegar hasta él, primero tenemos que pasar a por Jota.

La aviso por radio cuando entramos a su fracción y acordamos un punto de encuentro. No estamos lejos. Un par de calles. Es fácil moverte cuando puedes localizar los peligros. Aunque cuando llegamos a la última esquina antes de verla, me doy cuenta de que si ve a Keanu va a flipar muchísimo.

―Quedaos aquí, le explicaré... todo, antes de que os vea ―les digo.

Bradley no parece muy conforme, pero Keanu se queda inmóvil y desaparece en las sombras de un edificio. Está tan quieto que es imposible distinguirle con su ropa negra en la oscuridad restante. Y es aterrador, porque me pregunto junto a cuantos monstruos hemos pasado estos días sin verlos.

Espero problemas, así que en cuanto giro la esquina me trago otra pastilla, con la esperanza de que se me pase el dolor de cabeza, pero no funciona. Al menos no tan rápido. De todas formas, no sé si estas pueden curar la sobreinformación.