Capítulo 22

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He elegido apagar el cerebro y fingir que nada de esto es real. Ni los zombis que se acercan por el final de la calle, y a los que Dylan elige ignorar para no gastar balas y no delatar nuestra posición, o eso dice, ni al hecho de que es probable que la mayoría de mis amigos estén muertos, igual que mis padres y Bradley.

Al pensar en mi hermano mi intento de ver todo desde fuera para no sufrir se me va a la mierda. El labio vuelve a temblarme con violencia y las lágrimas me empañan la vista tanto que me tropiezo con un bordillo. Andrew me sujeta con suavidad para que no me caiga.

Mi amigo parece estar en modo supervivencia total. Parece frío, distante e indiferente a lo que ha pasado en las alcantarillas. No sé cómo lo hace. Mi mente es un lugar acolchado ahora mismo, noto el cerebro como si estuviera rodeado de algodón, pero no dejo de sentir pinchazos dolorosos. Debe ser la realidad tratando de colarse en mi estado de shock.

―Por aquí. ―La voz de Dylan parece distante y, a la vez, es como si me gritase en el oído. Me pregunto si podré volver a mirarle sin verle disparando a una de mis mejores amigas.

El edificio de ladrillo negro al que hemos llegado tiene dos plantas, pero en lugar de entrar por la puerta que está entreabierta (y que parece llevar a un restaurante a juzgar por lo poco que veo en la oscuridad), nos guía a un lateral. Hay tres escalones que descienden y luego una puerta metálica y tan oscura como el resto del edificio. Dylan baja primero y nos hace un gesto para que esperemos.

Algo llama mi atención entonces. No soy capaz de discernir qué ha sido, pero me pone los pelos de la nuca de punta. Me giro para buscar la causa, llevando la mano a la culata de la pistola.

Y lo veo.

Me mira.

No tiene ojos. Sus cuencas vacías brillan cuando la linterna de Dylan se mueve al golpear la puerta metálica. El ser sigue oculto tras su capucha. Pero algo en él... Mi madre pensaba que era mi padre y yo ya no sé qué creer. ¿Y si lo es? ¿Y si está infectado con esa mierda de alguna manera, pero sabe quién soy? ¿Me está buscando? Estaba en la fracción de viviendas y ahora está en la de ocio con nosotros, no puede ser casual.

Doy un paso en su dirección y él alza una mano, como si me estuviera señalando. Algo brilla en su dedo. Frunzo el ceño y me acerco otro paso. No tengo ni idea de qué estoy haciendo.

―Mía ―gime el ser entonces.

Y algo sale de la oscuridad tan rápido que no lo veo venir. Noto su olor un segundo antes de que me derribe. Apesta tanto que las náuseas me recorren mientras apoyo las manos en sus hombros para apartarlo de mí. Está huesudo y mis dedos se hunden en su carne putrefacta.

De pronto su peso desaparece de encima y alguien tira de mí con tanta fuerza que me arrastra mientras me levanta del suelo. Es Dylan. No me suelta. Me arrastra los tres escalones, que bajo trastabillando, y cruza la puerta metálica. Luego la cierra con fuerza. Tenemos que bajar una docena de escalones más. Dylan no habla hasta que llegamos abajo y cruzamos una nueva puerta metálica.

―¡¿Qué haces, idiota?! ―me grita, asustado.

―Pensé que... ¿Has visto a ese ser? No tenía ojos y ha hablado y...

―Sí. Los llamamos moradores ―responde alguien más.

Miro alrededor, parpadeando un par de veces para acostumbrarme al cambio de luz. Esto es una especie de pub. Hay una barra a un lado y las luces tenues están encendidas. Al lado contrario hay una docena de mesas individuales, con sofás de aspecto cuestionable. Las paredes están pintadas de negro y los asientos son de terciopelo rojo. Las luces son de esas que hacen brillar las cosas blancas. Y la sangre destaca entre mis dedos de alguna manera. Tengo ganas de vomitar, pero trago.

La Contención - *COMPLETA* ☑️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora