Capítulo 2

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Narra Alesandro

Cuando desperté, eran las cuatro de la tarde. Fui directo a la cocina, todo seguía igual, al aparecer, él no había comido nada.
Hice de comer y me senté a ver la televisión. Como había tenido turno de noche, no me tocaba trabajar hasta la tarde del día siguiente.
Después de comer, toqué la puerta de su habitación varias veces, pero no respondió, decidí dejarlo en paz.

En la noche, me fui a un bar como acostumbro hacer.
Terminé llevándome a un chico a casa. Follamos y luego lo eché.
Así era mi vida. Prefería la libertad a estar encadenado a una sola persona.

Al día siguiente, fui a trabajar en la tarde. Tuve que comprarme comida en el hospital porque estuve revisando unos papeles de mis pacientes antes de salir de casa y no me dió tiempo a cocinar nada.
Regresé a casa en la noche, todo seguía exactamente igual, al parecer, él no había salido de la habitación.
Mientras cenaba, mi móvil sonó.

── Hola mamá.

── Hola cielo, ¿qué tal con Oliver?

── Mmm, la verdad es como si no estuviera. No lo he visto desde que llegó ayer.

── ¿Sabes si ha comido algo?

── Al parecer no, yo dejé comida hecha pero la encontré como mismo la dejé.

── Habla con él por favor, yo lo he llamado pero no contesta ──Suspiré.

── Lo está pasando mal, tenemos que dejarle su espacio. Ya saldrá de ahí cuando le dé hambre. Por cierto, ¿cuántos años tiene?

── Diecinueve. Tiene una beca para estudiar en la universidad, pero como siga acumulando faltas, se la quitarán, así que trata de hacer que salga de la habitación. Sé amable con él.

── Sí, sí, como usted ordene señora.

── Estoy hablando en serio, Alesandro.

── Que sí mamá. Ahora estoy cenando, hablamos otro día.

Le colgué.
Cuando terminé de cenar, volví a tocar su puerta, pero continuó sin responder.

── ¡Por lo menos sal de ahí a comer! ¡No quiero terminar con un muerto en mi casa!

Me fui a mi habitación.

Durante la semana, tuve mucho trabajo, así que estuve poco en casa, me tocaba comer en el hospital, y cuando comía en casa, era algo sencillo y rápido.
Por lo visto, él había salido de la habitación a comer, lo noté porque me fijé en que faltaban varias cosas en la nevera y por las cosas sucias.
En la cocina se iban acumulando trastes sucios, en el baño que él utilizaba, se encontraban sus toallas sucias y su ropa.
A eso había que sumarle el desorden de papeles que yo tenía en la mesa de comer por culpa de todo el trabajo que estaba revisando, en resumen, la casa daba asco.

Llegué cansado, eran las diez de la noche.
Después de darme una ducha, fui a la cocina.
Sinceramente, ver tantas cosas sucias, me desespero.
Me dirigí a su habitación y la abrí sin tocar, cuando encendí la luz, lo encontré tumbado en la cama de lado hacia mí.

── Escucha, entiendo que estés tristes, llevo toda la semana sin decirte nada porque quería dejarte tranquilo, pero ya llegué a mi límite. No estás colaborando con nada, no haces más que ensuciar y comerte mi comida, lo menos que podrías hacer es limpiar, ya que ni siquiera trabajas.

Regresé a la cocina. Mientras me hacía un sándwich, él entró. Intentó ponerse a limpiar las cosas sucias, digo intentó porque dejó caer un vaso. Yo lo miré con el ceño fruncido. Él me miró entre asustado y nervioso, se agachó y a las prisas intentó recoger los cristales.

── ¡Ay! ──Rodé los ojos.

── Genial ──Hice que se levantara y miré su mano, tenía un trocito de cristal clavado en el dedo── Que torpe eres ──No dijo nada, solo se estaba mirando el dedo mientras se mordía el labio── Espera un momento.

Fui al baño, cogí lo necesario y regresé a la cocina. Le saqué el cristal, le limpié la pequeña herida y le puse una tirita.

── Visto lo visto, supongo que no sabes limpiar ni fregar, ¿cierto?

Agachó la cabeza.

── ¿Al menos sabes cocinar?

── Tampoco ──Susurró.

── Dios mío, esto tiene que ser una broma ──Pasé una mano por mi pelo── Te doy techo y comida y tú no das nada a cambio. Sin duda, así no podremos vivir ──Apoyé mis codos en la encimera y me tapé la cara un momento, luego lo miré── Y ni siquiera vas a la universidad, me ha dicho mi madre que perderás la beca. No puedes quedarte en la habitación encerrado ──Me agaché y cogí los trozos de cristal── Estos días que no he cocinado, ¿qué has comido?

── Solo sándwich.

── Oh, que bien. Eso es genial, vas a morir por desnutrición y solamente yo cargaré con tu muerte ──Barrí los pequeños trozos que habían── Esa jodida nevera está llena de comida y en YouTube hay muchas recetas que incluso niños podrían ejecutar sin ningún problema, así que ve poniéndote las pilas, tienes diecinueve años y tú mismo tienes que hacerte tus cosas.

Después de lavarme las manos, cogí mi sándwich y fui a la mesa que estaba llena de papeles. Mientras cenaba los revisaba.
En cuanto terminé de cenar, limpié todo lo que estaba sucio y me fui a la habitación.

Al día siguiente llegué en la tarde a casa.  Preparé una maleta pequeña y cogí mis cosas. Dejé todo en la entrada de casa y fui hasta su habitación, toqué.
Después de un momento abrió la puerta, tenía una sudadera grande que le llegaba hasta un poco más abajo del culo, parecía que solo tenía un calzoncillo. Dejé de mirar su cuerpo y lo miré a la cara, tenía la vista agachada, su pelo estaba alborotado y se estaba mordiendo el labio.

Sin duda, me lo follaría.

Aclaré mi garganta para dejar de estar pensando en tonterías.

── Mírame ──Eso hizo── Me voy tres días a una asamblea por trabajo. Trata de comer bien, no sólo sándwich. Estas llaves son para ti ──Las cogió── También trata de regresar a la universidad, de lo contrario perderás la beca. Mi número de teléfono está en la nevera, llámame si surge algún problema.

── Está bien.

Me quedé mirándolo un momento. Finalmente asentí y me marché.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora