Capítulo 38

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Narra Oliver

Estaba metido en la cama cuando mi móvil empezó a sonar. Era la videollamada de Alesandro. Me negué a contestar. No quería que me viera así.
Llamó varias veces más.
Finalmente, lo llamé yo, pero era una llamada normal.

── Bebé, ¿estás ocupado? ──Fue lo primero que dijo.

── Mmm...no, estoy metido en la cama.

── ¿Entonces por qué no contestabas la videollamada? Te llamaré por ──lo interrumpí──:

── No, por videollamada no, estoy feo.

── ¿Qué? ¿Qué dices? ──Se rió── Lo dudo mucho, tu eres precioso sea como sea, y si fuera verdad que estás feo, me seguirías gustando igual, yo...──Silencio. Pero se escuchaba su respiración del otro lado del teléfono── Estoy enamorado de ti.

Deje de jugar con el cordón de su sudadera que tenía puesta. Sentía mis mejillas arder. Mordí mi labio con una pequeña sonrisa.

── Alesandro...

── No digas nada, puedo imaginar que tienes las mejillas rojas y ahora estás tímido. Me encantas así.

Continuamos hablando hasta que me dormí.

Al día siguiente en la universidad, Patrick se acercó a mí con el ceño fruncido.

── ¿Qué te ha pasado?

── El ex de Alesandro se apareció en casa y nos peleamos.

── ¿Qué dijo Alesandro cuando te vió así?

── Anoche no hablamos por videollamada, así que no me ha visto.

── ¿Qué? ¿Por qué no le dijiste? Por lo poco que conozco a Alesandro, sé que se enojará cuando te vea y sepa que no le dijiste.

Suspiré.

── Lo sé. Estoy preocupado por eso, ya nos veremos en la tarde. Mejor entremos, tenemos exámen.

En la tarde, estaba estudiando. Al día siguiente tenía dos exámenes y algunas cosas las llevaba mal.

── Bebé ──Aparté la vista del libro y me encontré con Alesandro, que dejó de sonreír en cuanto me vió. Ni siquiera lo escuché entrar. Se alejó de su maleta y vino hacia mí. Me tomó por la barbilla para que lo mirase── ¿Qué coño ha pasado? ──Ahora estaba enojado. Mordí mi labio nervioso y me puse de pié.

── Te he echado de menos.

── No intentes evadir el asunto porque no va a funcionar. Por eso anoche te negaste a que tuviéramos una videollamada, porque no querías que supiera. Dime ahora mismo qué ha pasado.

── Arthur vino ayer.

── Tenía que ser ese maldito imbécil ──Se alejó de mí. Cuando lo tomé del brazo, se giró a verme.

── ¿A dónde vas?

── A aclararle unas cuantas cosas a ese infeliz.

── No vayas, por favor.

── No tienes derecho a pedirme nada después de que me ocultaste esto ──Se soltó de mi agarre── Estoy molesto contigo.

Dicho eso, salió de casa.
El resto de la tarde, para mantener mi mente ocupada, deshice su maleta, puse la lavadora, me dí una ducha e hice de cenar.
Era de noche y él todavía no llegaba, tampoco quería atosigarlo con mensajes.
Me puse de pié cuando pasó por mi lado.

── Alesando ──Lo seguí por el pasillo.

── ¿Mmm?

── ¿Qué pasó con Arthur? ──Se giró a verme.

── Le dejé claro que no puede volver aquí y mucho menos acercarse a ti.

Lo revisé de arriba a abajo, pero no ví ningún golpe. Me detuve en su mano, la tomé. Tenía los nudillos muy mal.

── Te voy a curar.

── Me daré una ducha ──Entró a su habitación y cerró la puerta.
Suspiré.
Salió más tarde con su pijama y cogió su cena.
Al terminar, se sentó en el sofá que estaba yo, pero alejado── Espero que no le des mente a la tontería que te dijo Arthur.

Fruncí el ceño.

── Luego de que lo ví, quedé con Jeffrey, me dijo las cosas que te dijo Arthur. Quiero que sepas que no es cierto, no te dejaré por nada que tenga que ver con el sexo, es cierto que eres nuevo en esto, pero yo te enseñaré todo para que ambos lo disfrutemos ──Sentí mis mejillas arder.

── Tú has estado con muchos hombres, puedes estar con cualquiera que sea un experto.

── Es verdad, he estado con muchos hombres, pero eso era porque no había encontrado el amor ──Mordí mi labio con una sonrisa pequeña── ¿Por qué sonríes así? ¿Por qué crees que estoy hablando de ti?

Dejé de sonreír, me acerqué a él y lo golpeé en el pecho.

── Si hay otra persona, te cortaré el pene y me lo quedaré.

Se rió.

── No hace falta que me lo cortes porque es tuyo, tú eres el único en mi vida.

Sonreí y lo abracé.

── Más te vale.

── Ahora quítate, sigo enojado contigo ──Se separó de mí.

── ¡Alesandro! ──Me quejé── Me da igual que estés enojado ──Me moví sentándome encima suyo con una pierna a cada lado── Te eché mucho de menos, así que no me voy a separar de ti ──Lo abracé y escondí la cara en su cuello. Respiré su olor, que me hizo sonreír de inmediato. Besé su cuello y fui subiendo. Me detuve cerca de su boca, me separé un poco para verlo. Tomé sus manos y las dejé en mi cintura── ¿Es que no me has echado de menos? ──Hablé rozando nuestros labios── Deja de hacerte el fuerte y demúestrame que tú también me echaste de menos.

Sonrió.
Llevó su mano a mi nuca y terminó de unir nuestros labios. Le seguí el beso. Llevé mis manos a su nuca y lo acaricié.
Mordí su labio sin hacerle daño y me separé un poco.

── Te eché mucho de menos bebé ──Sonreí.

── Yo también te eché mucho de menos, cariño ──Acaricié su mejilla. Acarició la esquina de mi labio, que todavía me dolía por el golpe que me dió Arthur.

── Mira como te dejó ese animal ──Suspiró y luego sonrió── Cuando lo ví, me tranquilizó ver que le devolviste los golpes.

Sonreí.

── No iba a quedarme de brazos cruzados mientras él me pegaba. Supongo que lo dejaste peor ──Tomé su mano, que la tenía vendada.

── Así, estoy seguro que ya nos dejará en paz.

── Bien. Dejémoslo en el pasado, no quiero que volvamos a mencionar a ese tipo ──Colé mis manos frías por la parte baja de su sudadera, en seguida noté como su cuerpo reaccionaba a mi toque, y eso me gustó. Me acerqué a su boca── Céntrate en mí, ¿sí?

── Tienes toda mi atención.

Lo besé. Tomé el borde de su sudadera y la levanté, él sonrió en medio del beso. Se separó y levantó los brazos, así que terminé de quitársela. La dejé a un lado y acaricié su pecho.

── ¿Estás seguro de lo que estás haciendo? ──Lo miré a los ojos.

── Nunca antes había estado tan seguro con algo ──Fui sincero── Estoy listo para esto.

── En ese caso, tendré cuidado e iremos lento.

Me sujetó bien y se puso de pié. Lo rodee con las piernas y los brazos.
Lo miraba atentamente mientras mordía mi labio con una sonrisa.
Estaba nervioso y ansioso. Había llegado el momento de ser de Alesandro por completo.

Aceptando lo que sentimos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora